• ACMIL, cinco años en defensa de la discapacidad invisible

    Existe una delgada línea que establece el punto en el que comienza la discapacidad intelectual, pero qué pasa con quienes están en el borde. Pues que sobreviven en el limbo, en una tierra de nadie donde se enfrentan la discapacidad intelectual ligera o inteligencia límite sin ayudas. Se les conoce como los niños de la discapacidad invisible, porque los rasgos físicos no los delatan. ACMIL es la primera asociación de Castilla-La Mancha que nace para llenar este vacío. Empezó su andadura hace cinco años y ya cuenta con un centro con once profesionales y más de un centenar de alumnos.

    Bienestar Social tiene valoradas a 3.207 personas en la región que estarían en este límite: 898 están en Albacete; 803, en Ciudad Real; 710, en Toledo; 455, en Guadalajara y 295, en Cuenca. Estos niños crecen con dificultades y retrasos difíciles de ver o reconocer por los padres. Llegan tarde a la lectura, la escritura, el manejo del dinero o el aseo personal. Como tardan en adquirir habilidades que sus compañeros de colegio o instituto dominan, alcanzan la adolescencia “machacados”.

    Así lo explica Susana Regodón, la presidenta de ACMIL, quien ha vivido en primera persona la incertidumbre e impotencia que genera tener un hijo con discapacidad intelectual ligera o inteligencia límite. El diagnóstico no suele llegar hasta la adolescencia, pero “desde que tienen 5 años tú ves que todo les cuesta más”. Se convierten en el raro en el colegio y el vago en el centro de trabajo.

    Los jóvenes reciben el refuerzo por las mañanas y los niños asisten a clase por las tardes.

    Niños y jóvenes necesitarán un refuerzo a lo largo de toda su vida, un recurso que cuando Susana Regodón lo buscó no lo encontró en la cartera de servicios públicos. Por este motivo, un mes de octubre de hace cinco años fundó ACMIL, para lograr, como tantas otras asociaciones, llenar un vacío y luchar por sus hijos.

    La mayoría no tiene el grado discapacidad del 33%, ese porcentaje que no te da una paga, pero sí un empujón, por ejemplo, en unas oposiciones. Estas personas con discapacidad necesitan, como cualquiera, formarse; trabajar; tener una estabilidad económica; un grupo de amigos; sentirse como los demás. ACMIL está en ello. De momento, está dando a conocer esta discapacidad invisible y los padres se están dejando la piel en mantener el centro. Y es que, aunque tienen ayudas de las administraciones, apenas si cubren el 25% de los gastos.

    El 24 de octubre, el salón de actos de la Diputación Provincial de Albacete acogerá las V Jornadas de Sensibilización de esta asociación. Desde las nueve de la mañana, expertos en psicología, logopedia o psicopedagogía debatirán sobre los problemas de aprendizaje; la necesidad de apoyo; la vulnerabilidad de las personas con inteligencia límite o discapacidad intelectual ligera o la necesidad de adquirir un compromiso para prevenir e intervenir en los múltiples casos de acoso escolar.

    ACMIL nació hace cinco años y lo hizo para quedarse. De hecho, en breve abrirá una delegación en Ciudad Real.