• Cinco millones de euros para Grifols

    La sangre se dona, ni se compra ni se vende, pero hay que tratarla y transformarla en numerosos derivados que salvan vidas, como las inmunoglobulinas, y estos pasos sí que tienen un precio. En este campo, la exclusividad la tiene Grifols, instituto español al que el Sescam pagará este año más de cinco millones de euros para el suministro de hemoderivados.

    sangre

    El Diario Oficial de Castilla-La Mancha acaba de hacer pública la formalización, por procedimiento
    negociado, es decir, por exclusividad, del contrato para el suministro de medicamentos hemoderivados de uso hospitalario. Se trata del material obtenido del fraccionamiento de plasma humano procedente de los centros regionales de transfusión de Castilla-La Mancha.

    El contrato con Grifols, prorrogable hasta superar los 9 millones de euros, es, en principio, de un año y por un coste de 5.046.234,17 euros. Aunque la cantidad pueda llamar la atención, sería realmente desorbitada si se pagara por la sangre en lugar de donarla. Hasta 1971, año en el que nació la Hermandad de Donantes de Sangre, Albacete pagaba por la sangre y tenía serias dificultades para conseguirla. En la actualidad, gracias al trabajo de las hermandades de donantes y de los bancos y centros de transfusiones de sangre, se paga por transformar las extracciones, pero no por la donación en sí, ya que, de lo contrario, las cifras serían astronómicas.

    De hecho, este contrato es para lo que se considera medicamento hemoderivado, como es el caso de las inmunoglobulinas, que tratan un sinfín de enfermedades y de las que se obtiene una rebaja fruto del intercambio de hemoderivados con Grifols, multinacional española especializada en el sector farmacéutico y hospitalario.

    Cabe señalar que el Instituto Grifols propuso en el año 2012 pagar por las extracciones de sangre, argumentando que sería un complemento para los parados. En este contexto, también acusó al Gobierno de abusar de la industria farmacéutica. Las hermandades de donantes de sangre se rebelaron contra esta idea que, finalmente, no fructificó.