• Cirujano, una curiosa profesión

    El Autor

    Juan Manuel Córcoles

    Jefe de Servicio de Cirugía Torácica

    Actualmente, los cirujanos están muy bien considerados por la sociedad. No es extraño ver en televisión o en prensa la noticia del último avance quirúrgico o la primera vez que se hace un tipo de intervención. Esto no ha sido siempre así. La cirugía y la medicina estaban separadas y de hecho en los primeros reales colegios de médicos, los cirujanos estaban vetados. Sí que es cierto que los cirujanos tenían estudios universitarios, pero para los médicos estos eran de grado inferior.

    Si ya era difícil lidiar con eso, además y desde la Edad Media hasta prácticamente el siglo XIX, tenían otro competidor, los llamados barberos-cirujanos. De estos últimos quería hablar. Entre sus múltiples funciones, además de cortar el pelo o arreglar la barba, hacían sangrías, sacaban muelas, drenaban abscesos, amputaban piernas, reducían fracturas e incluso algunos más osados llegaban a trepanar cráneos para aliviar la migraña (literalmente quitar un trozo de cráneo).

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    El éxito de los barberos-cirujanos fue por varios motivos; normalmente solían ir ambulantes y llegaban a todos los rincones, además de que sus precios eran mucho más asequibles para el pueblo que el de un cirujano titulado. Aquellos barberos-cirujanos que tenían mucho éxito, llegaba a asentarse en un sitio fijo, poniendo un distintivo en la puerta, un brazo levantado “chorreando” sangre por un poste. Como la imagen no era muy agradable, con el tiempo, el distintivo derivó en un poste rojo rodeado de vendas blancas. En las pocas barberías clásicas que quedan hoy en día en las ciudades, aún se pueden observar en la puerta de los establecimientos. Si alguien se pregunta porque también los hay con banda azul, fue en Francia donde lo añadieron, para asemejarlo a los colores de la bandera nacional.

    Museo de Medicina

    Museo de Medicina de Chinchilla.

    ¿Hubo algún barbero-cirujano famoso? Pues sí, de hecho, a Don Quijote lo trató tras una paliza que recibe en una de sus aventuras el “Maese Nicolás”, barbero, cirujano y sacamuelas. Uno de los padres de la cirugía, el francés Ambrosio Paré, empezó como barbero-cirujano y acabó como cirujano real. Fue el primero en describir la hemostasia por ligadura, es decir, rodear el vaso con un hilo, acto que se repite millones de veces a diario en el mundo.

    Si revisamos la historia, al final y según el país, los cirujanos cada vez con más base científica consiguen que solo ellos puedan hacer intervenciones quirúrgicas, y fusionar la medicina y la cirugía en una sola carrera universitaria; aquí en España a través del Ministerio de Fomento en 1886. Los barberos-cirujanos que quisieron continuar con actividad médica pudieron convalidar su título por el de “practicante”.

    Mi abuelo paterno, era el barbero del pueblo, pero la gente también acudía a verlo porque era el que ponía todas las inyecciones, vestigios de otra época. Aún conservo una de sus jeringas metálicas con varias agujas que se esterilizaban y se usaban una y otra vez. Sirva de homenaje a otra época y otra profesión ya extinguida pero que sin duda salvó muchas vidas y alivió mucho sufrimiento.