• Cum laude para un enfermero empeñado en aliviar el dolor

    El sufrimiento en las personas con discapacidad intelectual está infravalorado. La alta prevalencia de determinadas patologías, el enmascaramiento de síntomas y las dificultades de comunicación, pueden marcar dificultades en el manejo y la evaluación del dolor. Unas circunstancias que hacen necesario establecer estrategias de intervención específicas en este colectivo. Ésta es la meta de Rubén Bernal, enfermero del Hospital General Universitario de Ciudad Real, cuya tesis doctoral sobre ´Modelos comportamentales para evaluación y manejo del dolor en personas con discapacidad intelectual’ ha obtenido la calificación sobresaliente cum laude. El proyecto ha sido considerado como el mayor estudio realizado en España en este ámbito si atendemos a la amplitud de la muestra y uno de los cinco más completo a nivel mundial.

    Hasta el momento los métodos utilizados para la evaluación del dolor en personas con discapacidad intelectual eran “los autoinformes, solo válidos en caso de personas con suficientes habilidades de comunicación, aquellos que estiman la prevalencia de dolor en base a informaciones de familiares o cuidadores y los métodos basados en la observación conductual estructurada”, explica el autor.

    Para ello se diseñó un estudio Multicéntrico Transversal Comparativo, en colaboración con la Fundación Tutelar de Castilla-La Mancha (FUTUCAM), en el que participaron 132 usuarios de centros de día, centros ocupacionales, residencias y viviendas con apoyo de la localidad de Ciudad Real, que respondieron un total de 430 cuestionarios.

    Además, explica Bernal, se pidió a los cuidadores de estas 132 personas con discapacidad intelectual que cumplimentaran un cuestionario con variables relacionadas con el informante, el ambiente y con factores clínicos como problemas de salud o conductas problemáticas, incluyendo los modelos comportamentales para identificarlo.

    Los resultados demostraron que tanto la presencia de dolor en las personas con discapacidad intelectual como su gravedad estarían infravaloradas en comparación con la población general, sobre todo teniendo en cuenta que los primeros padecen un mayor número de enfermedades.

    De igual forma la tasa de administración de analgésicos es muy inferior, ya que más de la mitad de las personas con discapacidad a las que se les había identificado la presencia de dolor, no se les había administrado analgesia. Esta situación estaría agravada en el caso de los usuarios con problemas del lenguaje y comunicación, cuyas dolencias se dejaban sin tratar en un 63,8 por ciento de los casos.

    Con este estudio se abre una nueva vía en la evaluación y abordaje del dolor en personas con discapacidad intelectual. Según Bernal, el objetivo principal es “demostrar la necesidad de que cualquier cambio en la conducta de una persona o la aparición de una conducta problemática debe llevar aparejada una evaluación física”.

    Para ello es fundamental elaborar protocolos asistenciales, así como “fomentar la sensibilización en el campo de la discapacidad en general y del dolor de estas personas en particular, mediante la formación específica de los en este ámbito”, subraya el Doctor en Enfermería.