• El 41% de los ictus, sin explicación

    neurologiaUn 30% de los ictus o infartos cerebrales los provoca el corazón al generar un trombo, que se eyecta desde allí para alcanzar una arteria cerebral a la que obstruye,  pero la estadística que más llama la atención es que en el 41% de los casos no existe una causa evidente pese a completar un estudio extenso. Son los llamados “ictus de origen indeterminado”, que los expertos consideran en su mayoría embolias generadas en el contexto de arritmias cardíacas transitorias o estados pasajeros de hipercoagulabilidad de la sangre, como los que se producen ligados a una infección banal (por ejemplo, una caries dental). Obesidad, sedentarismo o tabaquismo, hipertensión y diabetes endurecen o estrechan las arterias y hacen más fácil el asiento cerebral de cualquier tipo de trombo. Sin embargo, aunque cada vez se actúe antes y mejor contra el ictus, la etiología de esta enfermedad, como el propio cerebro, está aún llena de lagunas.

    Así se desprende de las estadísticas del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, referencia regional y origen del llamado “Código Ictus”. Su jefe, el doctor Tomás Segura, ha contabilizado en lo que va de año 748 urgencias por ictus. Un total de 460 pacientes han ingresado en Neurología, 395 por isquemia, es decir, trombos que obstruyen el flujo sanguíneo, y 65 por hemorragia cerebral.

    El servicio de Neurología albaceteño lideró, en sus inicios, en el año 2009, el Código Ictus regional. Era entonces el único servicio capaz de recibir pacientes con infarto cerebral en las primeras horas de evolución. Actualmente, junto con el Complejo Hospitalario de Toledo, sigue siendo referente en la asistencia y el estudio clínico de esta patología tanto a nivel nacional como internacional.

    Una de cada seis personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Cada año suceden 125.000 ictus en España, 5.200 al año en Castilla-La Mancha

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    Imagen de archivo de los equipos de Neurología y Rayos. Fotografía: Sescam

    La clave, no obstante, está en identificarlo a tiempo y pedir ayuda. Cualquier persona sería capaz de identificar que alguien está sufriendo un ictus con una prueba rápida y sencilla, en tres pasos, y en menos de un minuto. Es suficiente comprobar si al sonreír la boca se desvía, si al levantar ambos brazos uno de ellos cae hacia abajo, o si al intentar hablar no es capaz de pronunciar de forma coherente una frase sencilla.

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    Tomás Segura, jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Albacete. Fotografía: T.S.

    No hay que olvidar que ictus viene del latín y significa “golpe”. Hace referencia a un grupo de enfermedades que tienen en común el inicio agudo, súbito, de los síntomas neurológicos, debido trastornos en la circulación cerebral, bien por déficit en la misma (isquemia), bien por extravasación de la sangre (hemorragia). El 80-85 % de los ictus son debidos a isquemia cerebral y el restante 15 -20 % a hemorragias cerebrales.

    Esta enfermedad supone la primera causa de secuelas neurológicas permanentes para ambos
    sexos. Al año de sufrir un ictus, menos de un 50% de los pacientes que lo padecen son independientes. Además, no es sólo un problema relacionado con la vejez. Uno de cada cinco ictus lo sufren pacientes en edad laboral. En los países desarrollados, la atención sanitaria del ictus supone más del 3% del gasto sanitario.