• El científico que soñó serlo

    Cuando le preguntaban a Daniel que qué quería ser de mayor, él no lo dudaba. Para asombro de los adultos, el niño contestaba, alto y claro: científico. Mientras otros soñaban con ser futbolistas, él se miraba en otro espejo, el del nobel Severo Ochoa, figura que conoció a través de una serie de televisión. Daniel de la Nava Martín sólo tiene 22 años, acaba de graduarse en Bioquímica en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), pero ha competido con 650 candidatos para convertirse en becario del Centro Nacional de Investigación Oncológica (CNIO).

    Aquella miniserie de Televisión Española, en la que Imanol Arias interpretaba el papel del científico asturiano, le marcó. Daniel de la Nava se veía en un futuro pasando horas y horas entre las probetas de un laboratorio, buscando respuestas, investigando. Y, de momento, no va mal encaminado para alcanzar su sueño. Acabó Bachillerato con Matrícula de Honor, entró en la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica y ahora trabaja como becario en un referente internacional de la investigación contra el cáncer, el CNIO. Cuando se acabe esta beca de dos meses, el joven viajará a la tierra de Ochoa, a Asturias, para cursar un máster sobre Biomedicina y Oncología Molecular.

    Nacido en La Pueblanueva, un pueblo toledano de apenas 2.500 habitantes, Daniel de la Nava será el primer científico de su familia. Aunque es consciente de que la investigación no vive sus mejores momentos, la atracción por la complejidad del cáncer y la necesidad de encontrar nuevas armas para vencerlo, pueden más. Así, está dispuesto a trabajar en cualquier punto del mundo con tal de no quitarse la bata.

    En cuanto termine la beca, llegará el máster y, después, el doctorado. Este bioquímico ha iniciado un camino del que no piensa desviarse. Siempre supo que no estaría frente a frente con los enfermos, pero desde que empezó la carrera estuvo convencido de que su lugar estaría combatiendo el cáncer desde el laboratorio.

    Presentación de Daniel de la Nava en el CNIO.

    Si de pequeño su ídolo fue Severo Ochoa, ahora suma a su álbum de estrellas a los científicos Carlos López Otín, Pablo José Fernández Marcos y Alejo Efeyan.

    Hay que tener en cuenta que el hecho de que este bioquímico, recién graduado, pase el verano en el CNIO marcará un antes y un después en su currículum. Uno de los objetivos principales del CNIO es fomentar la carrera investigadora en el campo de la oncología y, además, aumentar los estándares de calidad. Para eso, entre otras actividades, el Centro organiza desde hace 14 años sus programas de prácticas para alumnos universitarios. Daniel de la Nava forma parte del equipo de seis jóvenes e inquietas mentes procedentes de cuatro países interesadas en la investigación biomédica, seleccionados entre más de 650 solicitantes.

    Daniel, a la izquierda, junto a sus compñaeros de prácticas Luz Saavera, bióloga de Perú; Marina Martínez, ingeniera biomédica de la Universidad Carlos III; Mirabai Cuenca, bioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid; Soyun Park , de EE UU y Ashraf Saied Mahmoud, de Egipto.