• El dolor en la cirugía de córnea

    El Autor

    Consuelo Lledó

    Enfermera

    El Láser Excimer se utiliza en personas que tienen un error refractivo, como la miopía, hipermetropía, astigmatismo y también actualmente en pacientes con presbicia o vista cansada que quieren quitarse las gafas. En ciertas ocasiones, el Láser Excimer se aplica al ojo con técnicas llamadas de superficie. Son estas técnicas las que vamos a explicar en este artículo mediante la comunicación libre que ha ganado el primer premio en el ESONT 2017, European Society of Ophthalmic Nurses and Technicians, en español, Sociedad Oftalmológica Europea de Enfermeras y Técnicos.

    Su título es “Comparación del dolor que experimentan los pacientes tras dos técnicas de ablación de superficie corneal”.

    La Asociación Internacional del Estudio del Dolor ha declarado este año 2017 como el año global contra el dolor postoperatorio, por lo que pensamos que sería una buena idea el evaluar el dolor que los pacientes sentían durante estos dos procedimientos.

    Todos hemos sentido alguna vez molestia o dolor, pero, ¿cuál es su definición?

    Molestia es definida como “leve dolor” y dolor como “una desagradable sensación física causada por enfermedad o herida”.

    Habiendo dicho esto nos preguntamos… ¿todos sentimos dolor de la misma manera?

    Esta técnica quirúrgica se realiza en la córnea, que es uno de los tejidos más sensibles del cuerpo humano, ya que está extensamente inervado por fibras nerviosas sensoriales por medio de la rama oftálmica del nervio trigémino, que envía un importante número de nervios ciliares tanto largos como cortos a la córnea.

    Algunos estudios sugieren que la intensidad del dolor corneal es entre 300 y 600 veces mayor que la de la piel y entre 20 y 40 veces más agudo que el de la pulpa dental (1), haciendo que cualquier herida en la córnea sea extremadamente dolorosa.(2)

    Este estudio se realizó en Vision Ooglaseren, una clínica de cirugía refractiva con sedes en Amsterdam y Eindhoven (Países Bajos)

    Los procedimientos usados para realizar cirugía refractiva en estos pacientes fueron los llamados: Blunt-alcohol PRK y Trans-PRK, siendo PRK la abreviatura de Photo Refractive Keratectomy, en español Queratectomía Fotorefractiva.

    Nosotros utilizábamos una modalidad de PRK usando alcohol hasta que recientemente la empresa adquirió un nuevo láser y empezamos a realizar Trans-PRK.

    Formulamos una hipótesis que consistía en que como la técnica nueva de Trans-PRK afectaba menos el epitelio corneal, que es la primera capa de la córnea, ésta tendría una recuperación más rápida y produciría menos molestias.

    Para realizar la técnica de alcohol preparamos una dilución de alcohol al 30% y utilizamos una esponja de PVA impregnada en esta dilución y la colocamos sobre la córnea durante 45 segundos. Retiramos la esponja y el oftalmólogo pela el epitelio de forma circular continua con una técnica como se puede ver en el vídeo. Una vez retirado el epitelio corneal y aplicado el láser, se administra medicación para la inflamación. Para finalizar con un lavado de la córnea con suero salino frío.

    Se deja una lente de contacto terapéutica durante 5 días.

    Trans-PRK es un nombre propiedad de Schwind (nombre del fabricante del láser). Después de secar y homogeneizar la córnea se aplica el láser para corregir el error refractivo del paciente e inmediatamente después corrige 55 micras de tejido epitelial central y 60 micras en la perifería. La técnica es muy rápida y más aceptada por los pacientes ya que prácticamente no se toca la córnea. Igual que en el anterior se administra antiinflamatorio y se aplica una lente de contacto terapéutica.

    Es al retirar la lente terapéutica cuando comenzamos a preguntar a nuestros pacientes el grado de molestia/dolor que habían tenido durante los días posteriores a la intervención.

    El estudio incluye a 36 pacientes operados mediante la técnica de ablación de superficie por un cirujano entre el 1 de octubre y el 23 de diciembre de 2016. De esos pacientes, 19 fueron intervenidos con la técnica del alcohol y 17 usando Trans-PRK.

    Se les daba a los pacientes una escala visual de medida del dolor con un rango que iba desde 0 ( ningún dolor) hasta 10 (dolor insoportable).

    La edad media de los pacientes era de 35 años para las dos técnicas y en la distribución del sexo no había un predominio de hombres o mujeres.

    Tal y como se puede ver en la gráfica el dolor fue más intenso en la trans PRK en los días 0 y 1. El día 1 ó día después de la operación fue el más doloroso para ambos procedimientos. Desde el día 2 el dolor disminuye en ambas técnicas, siendo menos intenso para la Trans-PRK que para la técnica con alcohol. No hubo diferencia estadística entre los dos para ningún día estudiado.

    El dolor fue mayor los dos primeros días para la Trans-PRK y el resto de los días mayor para la otra técnica.

    La conclusión del estudio ha sido que ambas técnicas producen molestia similar, la cual alcanza un pico el primer día y disminuye progresivamente en los días posteriores.

    “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. Buddha

    Referencias:

    (1) Belmont, Carlos; Gallar Juana (1996). “6: Corneal Nociceptors”. Neurobiology of Nociceptors. Oxford University Press. p. 146. ISBN 9780198523345. Retrieved 19 February 2013.

    (2) Karmel, Miriam. “Addressing the Pain of Corneal Neuropathy”. EyeNet. American Academy of Ophthalmology. Retrieved 19 February 2013, Gray’s Anatomy, the 1st, September 2015.[1]