• El engaño anida en la desesperación

    El Autor

    Eduardo Giménez Benítez

    Farmacéutico

    Hace unos días saltó la noticia de que habían sido detenidos dos investigadores en las Islas Baleares porque presuntamente habían montado un chiringuito de venta de supuestos medicamentos a unos, para nada supuestos, enfermos de cáncer, aprovechándose de su dolor, de su pena y posiblemente de su irremediable final.

    Realmente, al menos para mí, es extraño que en estos tiempos en los que cualquier información está al alcance de todo el mundo, haya gente que aún pique en estos engaños, si bien es quizás comprensible en ciertos momentos de la vida y de la enfermedad.

    Es relativamente fácil conocer cuándo nos están engañando en la adquisición de medicamentos, en primer lugar por el sitio en donde se adquieren. Solo se pueden dispensar medicamentos en sitios autorizados, hospitales, farmacias, botiquines… todos ellos autorizados por Sanidad y bajo la supervisión de un farmacéutico, si esto no es así, empiece a dudar…

    Como consecuencia, si lo adquieren por Internet duden de nuevo y por supuesto no se fíen, lo normal es que sea un timo o como poco puede poner en riesgo su salud. Se han dado casos incluso de muerte, ¡cómo para fiarse!

    En el caso de que usted adquiera un medicamento supuestamente legal debe comprobar si está autorizado por la AEMPS, Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Además, debe figurar en el envase el laboratorio fabricante, su dirección y su composición, así como debe de tener un código nacional de 7 cifras… pero el sagaz lector pensará y con razón que todo eso se puede falsificar y así es y para ello está la farmacia, que nos garantiza que ese medicamento es absolutamente legal porque garantiza toda la cadena de elaboración y distribución, ya que el fabricante se lo entrega legalmente a los almacenes de distribución que a su vez lo distribuyen a las farmacias de forma legal y segura y por eso ahora no se admiten devoluciones de medicamentos de los pacientes a las farmacias, porque ya no se puede controlar la legalidad y las buenas condiciones de conservación.

    Ya sabemos que se pueden consultar las bases de datos de medicamentos del Ministerio de Sanidad u otras entidades como el Consejo General de Farmacéuticos, además podemos ver datos del embalaje, pero también contamos con los profesionales sanitarios, médicos y enfermeras y, todavía más a mano, con su farmacéutico. No le avergüence acudir a ellos, sin dudarlo le ayudarán.

    Hay un truco medio legal que usan algunos fabricantes que no pueden o no quieren registrar algo como medicamento, ya sea porque es más barato o más fácil, entonces se registra como alimento y se le atribuyen propiedades farmacológicas o bien se le añaden sustancias medicamentosas que no se declaran en su formulación. Esto está totalmente prohibido y con frecuencia Sanidad nos comunica la retirada de muchos de estos productos por declararlos ilegales, por supuesto, normalmente, no se encuentran en farmacias.

    La idea final, con la que quisiera que se quedaran, es utilizar la tan manida frase o slogan del Uso Racional de los Medicamentos que para los gobernantes de todo tipo significa gastar lo mínimo en medicamentos, sin más. Al menos para mí, el Uso Racional de los Medicamentos es acudir a un médico cuando se precise, que prescribirá los medicamentos que se necesiten y que estos se adquieran en un sitio autorizado, normalmente en una farmacia. El costo de todo esto y quien lo paga es otro tema.