• En primera persona: Carrie Fisher

    El Autor

    Juan A. Estévez Salinas

    Psiquiatra

    Carrie Fisher, la Princesa Laia en “la Guerra de Las Galaxias”, falleció el pasado 27 de diciembre a los 60 años de edad en Los Ángeles, tras haber sufrido una parada cardiaca. Fisher volaba desde Londres donde había estado promocionando su último libro ”The Princess Diarist”, en parte autobiográfico, en el que hablaba de los avatares de su vida, de su trastorno bipolar y sus problemas con el alcohol y las drogas, que habían precisado de varios ingresos psiquiátricos.

    Su recuerdo, ligado al personaje de Leia Organa, una princesa fuerte y valiente, forma parte del imaginario colectivo de una generación.

    Fisher reveló en  2010 durante una entrevista en Sídney (Australia), que había consumido cocaína durante el rodaje de El imperio contrataca. “Poco a poco me di cuenta de que consumía un poco más que los demás y que no era capaz de controlarlo”. En 1985, después de varios meses sin consumir, accidentalmente sufrió una sobredosis con una mezcla de medicamentos y pastillas para dormir. La llevaron rápidamente al hospital, y los acontecimientos que se desencadenaron aquel día se utilizarían después para su novela y guion de Postales desde el filo (1987).

    Portada de “Wishful Drinking”.

    Actriz y guionista, su famoso monólogo teatral “Wishful Drinking” (2009) (Bendito alcoholismo), comenzaba con su presentación: “Soy Carrie Fisher y soy alcohólica” y abordaba el abandono por parte de su padre, el cantante Eddie Fisher, al poco de nacer y la conflictiva relación con su madre, la actriz Debbie Reynolds.

    En sus apariciones en los programas 20/20 y The Secret Life of the Manic Depressive, con Stephen Fry, Fisher habló públicamente del trastorno bipolar que tenía diagnosticado, así como de su adicción a la cocaína y a los opiáceos. Explicó que el consumo de drogas era un modo de automedicarse, que utilizaba analgésicos como el Percodan(1) para “suavizar” las fases maníacas de su trastorno bipolar. Ponía motes a sus estados de ánimo: Roy (“el lado salvaje”) y Pam (“que se queda en la orilla a llorar”). “Las drogas me hacen sentir más normal”, explicó en 2001 a Psychology Today. “Me contienen”. En The Late Late Show with Craig Ferguson, el 12 de diciembre de 2008, habló de la terapia electroconvulsiva (ETC). Durante una época había recibido este tratamiento cada seis semanas para “hacer saltar el cemento” de su cerebro y de los periodos de amnesia posteriores.

    En 2016, la universidad de Harvard otorgó a Fisher su premio Annual Outstanding Lifetime Achievement Award in Cultural Humanism, por los logros de toda una vida en Humanismo Cultural, ya que con su “activismo directo y su claridad a la hora de hablar de las adicciones, las enfermedades mentales y el agnosticismo ha hecho avanzar de manera creativa y empática el discurso público acerca de estos temas”. Fue miembro honorario de la junta directiva de la Fundación Mundo Bipolar (International Bipolar Foundation) y, en 2014, recibió el Golden Heart Award por su trabajo con The Midnight Mission.

    Guadalupe Morales Cano, cofundadora de Mundo Bipolar (2004), escribía hace unos meses(2): “Me atrevo a mirarme, a veces, muy pocas: ¿qué hago yo metida en esto, en la lucha del mundo de la salud mental? Ha sido un camino por descarte; el único camino que era posible. Si yo no hubiese dejado de trabajar, si no me hubiese desesperado por eso, sino hubiese sufrido tanto y hubiese necesitado seguir, nunca, nunca, me hubiese embarcado en ese trayecto tan tortuoso, difícil y, algunas veces, muy pocas, gratificante. Para mí la locura no tiene nada de poético. Me ha quitado casi todo y me ha dado otro poco.”

    Podemos concluir que Carrie Fisher se involucró En Primera Persona, un colectivo que tiene en común haber vivido la locura y la necesidad de transformar esa experiencia en algo que ayude a los otros, también a pensar más en la persona y menos en la enfermedad.

    El 9 de enero de 2017, el Departamento de Salud Pública de Los Ángeles emitió un certificado de defunción en el que recogía como motivo de la muerte de Fisher un “paro cardiaco”. A la espera de más pruebas.

    1. Oxicodona más ac. Acetíl salicílico.
    2. “De enfermo a ciudadano”. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2016; 36 (129): 209-219