• Homeopatía: el negocio de los charlatanes

    El Autor

    Antonio M. Ñúnez-Polo Abad

    Abogado

    Desde la distancia que me proporciona mi propia ignorancia sobre la ciencia médica, me ha sorprendido mucho leer la siguiente noticia: “La Universidad de Barcelona ha decidido suprimir el máster de homeopatía que realizaba desde el año 2004 tras un informe desfavorable de la Facultad de Medicina, por “falta de base científica.” (Diario La Vanguardia, edición digital, 2-3-2016).

    Mi sorpresa no proviene tanto de la supresión de este máster como de que una universidad pública y del prestigio de la Universidad de Barcelona estuviese impartiéndolo desde hace doce años. Un máster con sus correspondientes costes, no pequeños por cierto, de matrícula, material, honorarios o nóminas de los profesores, tasas de homologación, etc., etc.

    Un máster basado en el estudio de una materia no reconocida ni por la Medicina ni por la Farmacología ni por la Química ni por la Biología, una materia absolutamente acientífica. Es como si la Facultad de Arquitectura impartiese un máster sobre estructuras de hormigón en Saturno, la de Derecho otro sobre derecho penal abejorro, o la de Psicología otro sobre la regresión mental de los árboles. Sorprendido y alucinado.

    Pero mi sorpresa y alucinación fue a más cuando, indagando mínimamente sobre el asunto, compruebo que hay otras universidades públicas, privadas, españolas y extranjeras que imparten hoy en día estudios de esta naturaleza y no sólo eso, sino que además compruebo con creciente asombro como hay centros hospitalarios públicos y privados, españoles y extranjeros, algunos de ellos muy prestigiosos, que incluyen entre sus técnicas y terapias tratamientos basados en la homeopatía, el reiki, la acupuntura o el agua alcalina.

    Otras terapias de igual o parecida índole están al vaivén propio de lo que se lleva o no se lleva, así las pulseras power balance últimamente no atraen los polos magnéticos positivo y negativo de la salud o será sencillamente que se han pasado de moda, es lo que tiene la bisutería.

    Cada cual es muy libre de gastar su dinero y su esperanza en lo que le dé la gana pero lo que es inadmisible es que con dinero público se sostengan en el sistema universitario y en la sanidad a los charlatanes del far west

    Los productos homeopáticos no curan. A esa conclusión llego comprobando que se han efectuado miles de estudios empíricos y que de ninguna manera ha quedado acreditado que la homeopatía, al margen de los efectos placebos lógicos, cure a los enfermos. Todo lo más no los enferma, aunque los precios de estos productos hacen que la cartera del consumidor tiemble cada vez que desesperada o incautamente deciden adquirirlos. Empresas multinacionales del sector como Boiron, Gliser o Medicor, arrojan unos beneficios anuales cuantificados en decenas de millones de dólares.

    Pensar que disoluciones infinitesimales de agua, la grasa de una mula, las deposiciones caninas o el veneno de las serpientes, pueden tener propiedades curativas sobre cualquier dolencia o enfermedad, es efectuar una regresión a los pensamientos mágicos de los cazadores-recolectores del Paleolítico y a los conjuros de los chamanes quienes, puestos hasta las trancas de alucinógenos y en presunto estado alterado de consciencia, bendecían o maldecían a los incautos espectadores que después del numerito colmaban al histriónico oficiante con abundante comida, bebida, presentes y presentas. Quizá sea el atavismo que todos llevamos dentro.

    Cada cual es muy libre de gastar su dinero y su esperanza en lo que le dé la gana pero lo que es inadmisible es que con dinero público se sostengan en el sistema universitario y en la sanidad a los charlatanes del far west. Los efectos del Bálsamo de Fierabrás ya fueron descritos por Cervantes, inmortal visionario, en la Primera Parte de su magna obra. Con mi dinero, no.