• La Comisión de Médicos en Paro

    El Autor

    Francisco Martín Ros

    Médico de Atención Primaria

    Entre 1986 y 1987, casi treinta años han pasado, se gestó en Albacete, no sin oposición, el nacimiento de una de las organizaciones sanitario-laborales más equitativas  y eficaces de la historia reciente de Albacete. Gracias a aquella “institución”, los centenares de médicos en paro que penaban en esta provincia entreabrieron una puerta a la esperanza en su futuro laboral. Me refiero a la que por entonces se conocía como Comisión de Médicos en Paro de Albacete.

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    En España, fruto de una pésima planificación sanitaria, se contaban por decenas de miles los médicos que no tenían opción laboral alguna, superando esta lista en Albacete la cifra de 300. En aquellos años, al menos en atención primaria, imperaba la ley del amiguismo. Sólo los que conocían a médicos con plaza o gozaban del cobijo de la administración, tenían el privilegio de trabajar algunos meses al año. El resto, que se contaban por centenares, no pisaban consulta ni por asomo.

    Y sucedió que, habiendo tocado techo la precariedad laboral y el abuso en el reparto, un grupo de facultativos en paro se organizó y adoptó una serie de medidas  para hacer frente a tan desesperada situación. Fruto de aquel ingrato trabajo y tras las múltiples y variopintas reuniones que se produjeron con los distintos estamentos implicados, nació la citada Comisión, cuyo único objetivo era el de organizar y repartir el trabajo que fuese saliendo entre todos los colegiados de la manera más justa, limpia y ecuánime.

    Albacete llegó a tener más de 300 médicos en paro

    Para ello se decidieron los criterios que se debían aplicar, se eligieron a las personas  encargadas de la gestión, y se pusieron en marcha toda una serie de mecanismos de control para evitar el fraude y la trampa.

    Al principio esta Comisión no fue vista con demasiado agrado por la administración, Insalud y Delegación de Sanidad, pues ya sabemos que a los que gobiernan no les gusta ceder poder en parcela alguna. Sin embargo, con el tiempo fue valorada y respetada incluso por los dirigentes sanitarios, hasta el extremo de confiar a dicha Comisión la adjudicación de sustituciones y contratos durante no pocos años.

    Jamás se nos acusó a ninguno de prevaricar, ni de aprovecharse de la gestión, ni tan siquiera de amiguismo o favoritismo

    Como era de esperar, la minoría que más perdía fue la única que protestó, pues no hay bocado más amargo que el privilegio arrancado. Hubo quienes trataron de desprestigiarla con ahínco y dedicación intensiva pero todo fue en vano, porque entre las virtudes de aquella comisión se incluían el rigor, la transparencia y la honestidad. Jamás se nos acusó a ninguno de prevaricar, ni de aprovecharse de la gestión, ni tan siquiera de amiguismo o favoritismo.

    Ese, y no otro, fue el secreto de su éxito, ya que gracias a ella muchos médicos en desempleo pudieron emprender una vida autosuficiente.

    A las puertas de la jubilación

    De los miembros de aquella Comisión, hace ya tiempo desaparecida, algunos están en puertas de la jubilación y a la mayoría nos quedan sólo algunos años de ejercicio. En estos días, en los que la corrupción, la falta de generosidad, el oscurantismo y la ambición desmedida son plato diario de nuestra mesa, me he acordado de aquella iniciativa ejemplar, a la que muchos debieron sus primeros pasos en esta profesión.

    Desde aquí, un abrazo sentido a todos los que participaron en ella.