• La sexualidad no se pierde con la edad

    El Autor

    Rigoberto López Honrubia

    Profesor de Psicología de la Salud en la Facultad de Enfermería

    Vivimos un tiempo en el que parece que la sexualidad queda reservada para las personas  jóvenes. Para niños y mayores como que no está bien visto. En la asignatura Sexualidad, de la Facultad de Enfermería, nos hemos planteado cómo es la sexualidad de los más mayores y, mediante entrevistas en pequeño grupo, hemos buscado la información de primera mano, 26 personas (edad media 77 años) nos han contado su modo de percibir y vivir  este aspecto de su vida y de su salud.

    Los grupos de 5 o 6 personas estaban formados por mujeres, mujeres solteras o viudas, mujeres y hombres, hombres, y hombres solteros o viudos. Dos de los grupos eran de mayores que viven en residencias, el resto fueron captados en centros socioculturales de la ciudad. En la entrevista, semiestructurada,  se ha indagado sobre  la educación sexual recibida, los intereses sexuales de los mayores, las prácticas más comunes, y barreras/soluciones a la experimentación de su sexualidad.

    La educación sexual recibida ha sido nula o escasa, frecuentemente se ha ido adquiriendo con la práctica, o en conversaciones con amistades. Cuando se recibió fue como alertas o amenazas hacia posibles riesgos. Sí se tienen intereses sexuales pero muy condicionados por la edad y circunstancias vitales (salud, pérdidas, pareja).

    Las necesidades sexuales se satisfacen como pueden, “buscándose las mañas”, y teniendo en cuenta limitaciones físicas y relacionales. Se siguen interesando por las prácticas tradicionales (coito, especialmente los hombres), y por relaciones más afectivas y de contacto en las mujeres (caricias, besos, abrazos).

    Los hombres perciben mayor dependencia de sus parejas para la experimentación sexual y las mujeres limitaciones relacionadas con la edad, las creencias y las pérdidas afectivas. Identifican como principales dificultades para expresarse sexualmente la existencia de limitaciones físicas y fisiológicas relacionadas con la edad, la ausencia de intimidad (sobre todo en residencias),  la crítica, y la falta del cónyuge. Como soluciones plantean respeto a la intimidad y privacidad (espacios en residencias) ayudas farmacológicas, cambios de la genitalidad a  la afectividad (mas entre las mujeres), resignación, o cambiar de pareja (entre los hombres).

    La observación de los comportamientos no verbales en las entrevistas revela de la timidez inicial a romper el hielo a la comodidad final para expresarse, con gestos de complicidad, nerviosismo, evitación, vergüenza, y risas en algunos momentos y temáticas.

    Como reflexión final de esta actividad, se sugiere un cambio hacia la comprensión de la sexualidad desde un modelo de Atención Centrado en la Persona y sus Derechos, y la consideración de la Sexualidad como un componente muy importante de la Salud y el Bienestar, que debería ser integrado y hacer respetar desde la gestión Pública de los Servicios de Salud.