• La transparencia es la base de la credibilidad

    Es una pena -por no decir una vergüenza- que, ya mediada la segunda década del siglo XXI, en un país democrático y moderno -como el que se vanagloria nuestro gobierno en asegurar que atesoramos-, existan tales carencias de pulcritud en algunos sectores del empleo público.

    La creación de las Comunidades Autónomas fue una de las grandes hazañas de la democracia. Autogobiernos que lucharan por sus intereses propios pero siempre en pos de una unidad, donde la solidaridad entre tierras fuese el germen de una realidad acorde con los tiempos de libertad que ya estaban asentados en la vieja Europa, y a los que España llegaba cincuenta años tarde. La creación de estas divisiones territoriales, a la vista de la mayoría, fue un logro inigualable para un país, España, que venía de tantos y tantos años bajo el yugo de la autarquía.

    Pero no todo son flores en el jardín del realismo. Pues la cuna organizativa de las autonomías no es otra que la adquisición de competencias que dejan de ser centralizadas para formar parte de su capacidad de decisión.

    El fin de esta pequeña introducción no es otro que el dar base de entendimiento a la credibilidad de la que adolece la Administración de éste, nuestro país, en algunos de sus sectores más importantes.

    Como iba diciendo, las Comunidades Autónomas pasaron a atesorar competencias -o, lo que es lo mismo: pasaron a manejar los hilos del gasto y del ingreso sobre algunos pilares estratégicos y básicos de la sociedad del bienestar en la que “dicen” que vivimos-, competencias en sectores como la Educación, la Justicia o la Sanidad, brindándoseles, por añaduría, la posibilidad de “comerciar” con el empleo público dentro de los mismos.

    Un ejemplo latente de este abuso lo encontramos en la Bolsa de empleo de Sanidad de la Comunidad Auntónoma de Castilla-La Mancha, más conocida como “Bolsa del Sescam”. Hasta hace pocos meses, la bolsa del Sescam que se encontraba activa era la del año 2012. A primeros de este año, 2017, se ha abierto la bolsa del 2014.

    Que hayan tenido que transcurrir cinco años para que se actualice una bolsa de trabajo que mueve a miles de sanitarios, y que siembra de incertidumbre tanto el presente como el futuro de éstos y de sus familias: no tiene nombre.

    Que se haya abierto en 2017 una bolsa de trabajo actualizada en méritos a 2014, mostrando unas listas de candidatos con unas puntuaciones desactualizadas a 2017, negando así la posibilidad de trabajar a aspirantes que a fecha real poseen más puntuación que otros: no tiene nombre.

    Pero, no contentos con este despropósito; no contentos con seguir dando pie a que muchos “amiguitos” sigan trabajando y sumando méritos en detrimento de los “no elegidos”, de los que llevan años trabajando en otros comunidades a las que tuvieron que emigrar con los suyos para tener la posibilidad de currar en aquello en lo que se dejaron la piel, el tiempo y el dinero estudiando. No contentos con todo esto, consienten -entre otras barbaridades- que se cometan irregularidades en la forma de llevar a cabo los llamamientos.

    Cómo se puede confiar en una administración que permite que no se cumpla la legalidad a la hora de contratar a sus trabajadores temporales. Cómo se puede dar credibilidad a una Bolsa que no respeta el orden de la lista a la hora de contratar. Simplemente… es imposible.

    Por eso, pongamos la voz en grito ante el ultraje. Hagamos que los que han de poner orden den un portazo en la mesa. Que los derechos adquiridos a lo largo de las décadas por los trabajadores no se pudran bajo la lona sucia y apestosa de la injusticia. Que la bolsa del Sescam sea como debería de ser: una bolsa limpia y actualizada; que sus listas reflejen la puntuación real de todos sus componentes y que los llamamientos se hagan respetando el orden de dichas listas. No al enchufismo, no a la arbitrariedad. No a la mentira.

    Por una Bolsa del Sescam justa. Para que se cumpla lo legalmente establecido. Porque la transparencia es la base de la credibilidad… para que la bolsa del Sescam deje de ser “increíble”.

    Nacho Expósito Moral