• La UCI abre sus puertas

    Hace un año, una médico albaceteña se atrevió a dar un paso que, cual efecto mariposa, se está contagiando a una velocidad de vértigo. La doctora Isabel Murcia, intensivista de la UCI, cogió el testigo de la geriatra inglesa Kate Granger para humanizar la asistencia sanitaria. Con el apoyo incondicional de sus compañeros, las redes sociales y buenas ideas, ha logrado que la música clásica, en directo, entre en la Unidad de Cuidados Intensivos y que la UCI abra sus puertas, que los pacientes tengan un familiar a su lado durante todo el día. Ha cambiado lo que llevaba décadas inamovible.

    Entre los pitidos, respiradores y el ir y venir del personal sanitario, suena un violín y tu madre te coge la mano. Esta escena se da en la UCI de Albacete porque en abril del año pasado arrancó el movimiento #HolaYoMeLlamo. Inspirada por una médico inglesa, a la que un cáncer convirtió en paciente, la doctora Murcia defendió un paso tan sencillo como el de saludar y presentarse al paciente. La revolución en Reino Unido se inició bajo el lema #HelloMyNameIs y la traducción de este cambio, con origen en Albacete, se está contagiando a otros servicios, hospitales y provincias.

    Todo empezó en abril de 2016. El primer paso fue ese saludo que se movió por Twitter y Facebook. La idea corrió entre todo el personal del Complejo Hospitalario de Albacete, se extendió a la provincia y corrió por el resto de Castilla-La Mancha. Decenas de personas “colgaron” su imagen en las redes sociales con un cartel que rezaba “Hola, yo me llamo…”.

    Dos meses más tarde, la música en directo entraba en la UCI. La inspiración llegó por un congreso celebrado en Barcelona. Allí contaron la experiencia de un hospital de Toulouse donde tuvieron a un músico ingresado en la UCI. Los compañeros del paciente pidieron tocar junto a la cama del enfermo. A las familias de alrededor les gustó aquella música de violín que relajaba a sus enfermos y pidieron que tocaran para todos. Hoy, aquellos músicos, dos violinistas, forman parte de la plantilla del hospital francés.

    Pues bien, Albacete cogió la idea de Toulouse, pero el personal de la UCI optó por recurrir a amistades. Tanto el Real Conservatorio como el Superior de Música se sumaron a la idea e implicaron a sus alumnos. Pero en cuanto se corrió la voz también acudieron médicos, estudiantes y enfermeros que dominaban desde el saxo hasta el violín o el arpa. También ha puesto banda sonora a la UCI una asociación de Juventudes Musicales cuyos voluntarios tocan, además, en la cárcel.

    Pero si hace un año era impensable, por inusual, que los músicos deambularan por los pasillos de un hospital, no era menos utópico que los familiares ganaran tiempo con los pacientes. De una hora por la mañana y otra hora por la tarde, se ha pasado a que un familiar pueda estar con el paciente desde primera hora de la mañana hasta las nueve de la noche, a lo que se suma el horario de visitas habitual para el resto de los familiares.

    El paciente de la UCI puede estar muy grave, pero no por ello inconsciente. De estar solo mirando al techo, escuchando los pitidos, a tener a un familiar a su lado con la música de fondo, hay un abismo que se ha recorrido en un año. Y esto no ha hecho nada más que empezar.

    Pinche aquí si quiere consultar la página web de la UCI de Albacete.