• ¿Libertad para difundir toda pseudoterapia?

    El Autor

    Alberto Nájera López

    Profesor de Radiología y Medicina Física en la Facultad de Medicina de Albacete

    En los últimos meses, varios centros públicos de Albacete, como la Universidad Popular y la Biblioteca Pública del Estado, han ofrecido charlas de contenido pseudocientífico en las que se promocionaban pseudoterapias. En el primer caso, una vez más, la Universidad Popular y, por tanto, el Ayuntamiento, permitieron la celebración de una charla sobre un cuestionable sistema de estimulación para Hemi-Sync. En el caso de la Biblioteca, donde se pretendía dar una charla sobre “bioneuroemoción”, ésta se suspendió cuando tuvieron conocimiento del contenido.

    Explica Emilio Molina, vicepresidente de RedUNE, en este Escépticos En El Pub (EEEP) de 2016, que son muchos los argumentos que dan los organizadores de este tipo de charlas pseudocientíficas cuando son avisados del contenido y se les pide que las suspendan. Suelen amparase en la libertad de expresión, en permitir o fomentar el debate, pero también, en promover el “conocimiento” y que la gente pueda formarse una opinión.

    Los responsables de estos centros no deberían desconocer que el debate científico sobre terapias médicas se debe realizar en el ámbito de una Sociedad Científica o de Organizaciones Colegiadas por parte de profesionales sanitarios o científicos. Hablamos de Salud, no de si el rojo combina con el azul, de si Messi supuestamente defrauda mejor que Cristiano Ronaldo, o de cómo juegan al fútbol.

    Cualquier profesional sanitario debe velar por la Salud de sus pacientes y ofrecerles el tratamiento con mayor evidencia científica, esto es, que haya demostrado objetivamente su eficacia, fiabilidad, viabilidad, etc. Este trabajo no puede ser cuestionado en un debate abierto conducido por un ingeniero de telecomunicaciones o un licenciado en magisterio con información sesgada, anticientífica y con unos intereses claros, generalmente económicos. Además, la legislación sanitaria establece claramente que la actuación sobre la salud de las personas es competencia de los profesionales de las Ciencias de la Salud, otra cosa creo que debería ser considerada intrusismo.

    Sin ánimo de profundizar en cuestiones legales que, obviamente, no domino, sólo indicar que el artículo 20 de la Constitución Española reconoce el derecho a “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones” y, entre otras cosas a “comunicar o recibir libremente información veraz”. Podemos relacionar este artículo con otros dos, el 43 donde se reconoce el derecho a la protección de la Salud bajo la organización y tutela de los poderes públicos que garantizarán su defensa (artículo 51).

    Entonces, ¿impidiendo o suspendiendo estas charlas sobre terapias pseudocientíficas estamos coartando la libertad de expresión de los ponentes? La información que se proporciona en estas charlas, además de ser, en general, proporcionada por personas sin formación en Ciencias de la Salud y, por tanto, no colegiados, no va en contra de una opinión o la cuestiona, no se presenta como opiniones, sino que, en general, ataca o cuestiona hechos científicos constatables, fenómenos verificables, conocimiento veraz proporcionado datos de dudosa calidad científica cuando no directamente pseudocientíficos. Por tanto, la información que proporcionan estos ponentes no cualificados, suele estar sesgada, por creencias, ideología o por un ánimo de lucro en muchos casos evidente. Por eso se llama la atención a los organizadores o responsables de los centros públicos para que garanticen la seguridad de los pacientes, la veracidad de las informaciones y promuevan, por tanto, una educación para la Salud que les encomienda la Constitución basada en datos científicos contrastables por parte de profesionales cualificados. En estas condiciones, es evidente que los derechos a recibir una información veraz y a proteger la salud, chocan con el de libertad de expresión.

    Segunda parte

    El paciente debe recibir información independiente, contrastada y basada en evidencias científicas. Si esa información está sesgada o está orientada a un fin económico, se trata de una coacción. Así lo define Gustavo Tolchinsky, responsable del Colegio de Médicos de Barcelona para supervisar mala praxis profesional quien, en esta reciente entrevista en ElDiario.es, donde alerta de la proliferación de pseudoterapias. Por tanto, los Organismos Públicos no deberían acoger este tipo de charlas que, pueden, o directamente, pondrán en riesgo la Salud de los ciudadanos, ni mucho menos ampararse en el derecho a la libertad de expresión pues, también deben garantizar el derecho a la salud de los ciudadanos.

    Los organismos públicos deberían velar por la veracidad de los hechos que se presentan en sus instalaciones, pero no sólo cuándo las charlas tratan sobre métodos milagrosos de sanación. Así nos encontramos con charlas pseudocientíficas absurdas y ridículas como la organizada por el Ayuntamiento de Villamalea en octubre del año pasado. En ella, de acuerdo a su cartel, se alertaba de la fumigación masiva desde aviones para, entre otras cosas “cambiar el clima con ingeniería genética” impartida por un ponente sin la más mínima formación en Climatología ni Ingeniería ni Genética. Sí, has leído bien, el cartel decía “ingeniería genérica para cambiar el clima”. También alertaba sobre las enfermedades que “las estelas químicas” podrían provocar. Por cierto, que el ponente tampoco tenía ninguna formación sanitaria, pero se autodefine como “especialista en alimentación saludable y plantas medicinales, así como acupuntor titulado”. Cuando avisé al alcalde de Villamalea, Cecilio González Blasco, sobre las barbaridades que se pretendían difundir en su Ayuntamiento, no sólo no canceló la charla, sino que la justificó como un debate en el que contrastar opiniones. ¿Acogería el Ayuntamiento de Villamalea un debate sobre si existe la fuerza de la gravedad o si la Tierra es plana? No me sorprendería, pues, aunque le advertimos desde la Universidad y desde varias asociaciones nacionales de promoción del conocimiento, acogieron un debate sobre si los contrails, que no chemtrails, no son estelas de vapor de agua que dejan los aviones cuando pasan por las capas altas de la atmósfera y las condiciones de humedad lo permiten, como cualquier Físico de la Atmósfera sabe.

    La Universidad Popular y el Ayuntamiento de Albacete no han contestado a nuestros correos y avisos sobre acoger charlas pseudocientíficas, tampoco en 2016 con su curso sobre Flores de Bach. Y siguen erre que erre. Para el primer semestre de 2018 ofrecen un curso de “reflexología podal”. Una pseudoterapia absurda que se basa en la creencia de que la estimulación de la planta del pie tendrá efectos positivos en cualquier órgano o sistema de nuestro cuerpo. Para ello, se inventan unos inexistentes canales meridianos por los que circula una no menos inexistente energía invisible, el chi. Así, la Universidad Popular y, por tanto, el Ayuntamiento promoverán, una vez más, pseudoterapias que van en contra del Conocimiento Científico. Ya les he pedido que lo cancelen, pero imagino cuál será su no-respuesta. Les recomiendo que se den una vuelta por el Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria

    Quiero entender que, cuando se reciben peticiones de espacios en centros públicos, se ceden con el fin de promover el debate sin atender demasiado a su contenido. Que, en la mayoría de los casos, los responsables, carecen de la formación científica para decidir si la propuesta es o no científicamente válida. Lo que no alcanzo a entender es que, cuando profesionales, científicos o profesores de la Universidad les alertan sobre las falsedades evidentes o los peligros de promover pseudoterapias, no actúen con contundencia velando por la Salud de los ciudadanos, exigiendo a los ponentes, para empezar, una mínima formación cualificada. Y me planeo ¿no sería interesante que la UCLM contara con un grupo o unidad de asesoramiento para evitar esta clase de despropósitos en centros públicos?