• Más luces que sombras en la receta

    El Autor

    Eduardo Giménez Benítez

    Farmacéutico

    Este mes de febrero se han cumplido cuatro años de la instauración de la receta electrónica en Castilla-La Mancha como la entendemos actualmente, aunque hay muchos ciudadanos que no saben cómo funciona.

    Obviamente, durante este tiempo se han prescrito y dispensado unos cuantos millones, bastantes, de recetas y creo que puedo hacer un análisis de cómo funciona, siempre, claro, desde mi punto de vista, porque habrá quien no esté de acuerdo con mis conclusiones.

    Antes de continuar quiero manifestar que, en general estoy de acuerdo con este sistema, pero hay que matizar que se empezó a gestar cuando yo era presidente del Colegio de Farmacéuticos de Albacete y por tanto mis análisis pueden no ser objetivos.

    Las ventajas para la administración son evidentes, pueden controlar al momento por donde va el mal llamado gasto farmacéutico, pudiendo incrementar o detraer la partida mensual de la factura de medicamentos.

    Se ahorra en papel para las prescripciones que se hacen de forma manual o informática, que por cierto en algún momento se hacían en alguna nación del norte de Europa.

    Teóricamente, los médicos deben de tener más tiempo para atender a sus pacientes porque acuden menos a las consultas, pero casualmente hoy he visto que un médico de un centro de salud cita a un paciente cada 6 minutos, o sea, igual que antes. El problema es que a lo mejor hay menos médicos en plantilla de los necesarios, desconozco el problema y por eso no puedo manifestarme con claridad.

    Por supuesto el paciente debe de acudir menos al centro de salud, lo que parece una comodidad, porque debe de ir a la farmacia que normalmente está más cerca que el centro de salud, pero observo que se quejan de que tienen que ir más a la farmacia porque todos los medicamentos no duran lo mismo.

    Para los farmacéuticos es más fácil dispensar, ya no hay prácticamente recetas ilegibles, se evitan muchos errores, es casi imposible equivocarse, es más fácil y cómodo facturar las recetas que antiguamente…

    Pero no todo son parabienes, para mí hay cosas que modificar, que arreglar y eso es lo que quiero ahora comentar, ya que casi es más importante que lo que ya funciona.

    Hay una cosa curiosa, como es que si un médico prescribe algo para dispensar durante un año y ese facultativo fallece, se están dispensando recetas prescritas por un médico ya fallecido, lo que puede tener problemas en temas legales.

    Otro tema importante es si se prescribe un medicamento del que posteriormente se ve que tiene algún efecto adverso importante. Si el médico no ve al paciente hasta pasado un tiempo, no puede avisarle o controlar estos efectos adversos; aquí tendremos que estar muy atentos los farmacéuticos y avisar a los pacientes.

    Esto último está en conexión con otro defecto que yo veo en este sistema como es la comunicación médico/farmacéutico. Creo que es fundamental el que exista esta comunicación en beneficio del paciente.

    Por supuesto, hay que simplificar los visados de recetas que lo precisen, incorporarlo en la receta electrónica y hacerlo más práctico.

    El sistema debería de ser un poco más flexible, porque al ser informático, como no cuadre estrictamente, el sistema no te deja dispensar. Me explico, una prescripción de un jarabe grande en una noche en servicio de urgencia y no tienes nada más que el pequeño, pues es imposible dispensarlo, con lo que el paciente o lo paga entero o no lo toma y eso le rechina a un farmacéutico.

    Creo que en la base de datos que sustenta la receta electrónica deberían de estar incluidos todos los medicamentos autorizados y financiados por el Sistema Nacional de Salud, porque extrañamente hay medicamentos con esas condiciones que no se pueden prescribir. Permítanme también sugerir que deberían de figurar todos los medicamentos, incluidas las especialidades publicitarias y otras no financiadas y que pudieran ser prescritas por los facultativos cuando lo estimaran oportuno, con lo que se cumpliría mejor la legislación e incluso se ahorraría dinero público.

    Bueno, con estas pinceladas, he intentado decir que tenemos, con sus defectos, una receta electrónica de las mejores de España, y no es chauvinismo, funciona bastante bien para toda Castilla la Mancha. Eso sí, con el defecto de que no sirve para toda España, pero eso no es culpa de nuestra administración ni de los administrados.