• ¿Qué es la tecnología disruptiva?

    Lo primero que debo exponer es la peculiaridad que por primera vez en la historia, autoridades sanitarias del gobierno europeo han dado un paso adelante en la creación del camino hacia la medicina del futuro. Una visión que demuestra la importancia real de la tecnología en el entramado de la praxis médica. La “disrupción tecnológica” es el indicativo del cambio irreversible que se está originando en nuestros centros.

    Y es que hace años que asociaciones de gestión de riesgos como AEGRIS, y entidades como SHAM, nos vienen indicando que en torno al 80% de las negligencias que acontecen en nuestros hospitales vienen debidas a las faltas de información y formación. O mejor dicho, a la deficiencia que existe en materia de formación técnica y P.R.L. (prevención de riesgos laborales) que tienen nuestros profesionales sobre el uso de los equipos electromédicos.

    Demostrando que en todos estos casos los accidentes no vienen originados por un fallo funcional del equipo, sino de algún tipo de “fallo humano” por parte del usuario del equipo tecnológico.

    Lo cual se está convirtiendo cada vez incluso en más peligroso si no es gestionado y trabajado de forma urgente en las aulas. Exponiendo, analizando, trabajando, reduciendo y reconduciendo estas conductas a través de un nuevo tipo de formación: La formación técnica de los usuarios por parte de los técnicos formados en electromedicina.

    Esta situación es simplemente el producto de la mala gestión y naturalización de la tecnología que hemos llevado a cabo. Una naturalización errónea por parte de toda la sociedad, la cual se ha centrado en la sustitución en vez de la reparación. La más que conocida por todos obsolescencia programada: “comprar, usar, tirar”.

    Este alto porcentaje, (en torno al ochenta por ciento) es debido en la mayoría de los casos a los llamados “despistes”; en otros, a una “falla de implicación” en la formación de los usuarios por parte de los departamentos de electromedicina, (debido a falta de recursos, tiempo y a la inexistencia de este tipo de personal docente) o por la escasa formación que ofrecen los fabricantes de los equipos. Los cuales únicamente realizan cursos de formación a los usuarios de los equipos una vez han vendido sus equipos, y se ponen a servicio del sistema sanitario.

    Faltando obviamente toda una serie de cursos completamente nuevos y necesarios: Cursos “genéricos” de introducción al uso de la tecnología así como cursos de reciclajeuyo objetivo sea la formación del personal sobre las necesidades y los cuidados que debe tener estos equipos. Tanto por parte del usuario final como el personal que no utiliza directamente los equipos pero sí los maneja tanto en su transporte como en su preparación ante su uso inminente.

    Por tanto, ¿qué es la tecnología disruptiva?

    Llamaremos tecnología disruptiva a todas aquellas tecnologías presentes que precisan de una formación específica para su correcto uso y mantenimiento por parte de los diferentes profesionales.

    Sin obviar claro está la forma en que la ingente cantidad de equipos han modificado la técnica médica en un periodo que podríamos iniciar desde los últimos veinte o treinta años.

    Más de dos décadas en las cuales los sistemas sanitarios se han modernizado tecnológicamente de tal forma que los equipos han invadido la totalidad de los centros.

    Asentándose mediante la adquisición, uso y sustitución de diferentes generaciones de equipos cuyos diseños han ido mejorando a lo largo del tiempo su adaptación a las necesidades para las cuales han sido diseñados.

    Esta grave falta de formación está costando un alto ratio de los accidentes (recordemos que es en torno al 80% de las negligencias) que se acontecen en todos nuestros hospitales. Haciendo más peligrosa la praxis médica de lo que nunca ha sido.

    Puesto que el uso de la tecnología en muchas ocasiones implica más riesgos ocultos (o no visibles a simple vista) que los abiertamente conocidos.

    Generando toda una nueva serie de riesgos sobre los que los técnicos de electromedicina y docentes debemos comenzar a trabajar urgentemente en las aulas para lograr disminuir.

    Debo explicar que este tipo de riesgo es a su vez doble: implicando riesgo tanto para el/los usuarios del equipo electromédico, como para el propio paciente a quien debíamos introducir en esta nueva visión de la prevención de riesgos laborales como “sujeto pasivo” del tránsito quirúrgico o sanitario.

    Y es que es conocido por todos aquellos casos en que accidentes como deflagraciones o explosiones no sólo han dañado (o provocado el fallecimiento en el peor de los casos) del paciente, sino del propio personal sanitario.

    Como ejemplo de riesgos ocultos debemos indicar entre otros el gran número de quemaduras ocurridas durante la electrocirugía debido a fallos en su práctica; el gran número de errores en el suministro de fármacos mediante las bombas de infusión, las deflagraciones y surgimiento de focos de incendio en los quirófanos debido a un potente comburente llamado oxigeno y el excesivo nivel de radiaciones ionizantes a los que sometemos a los pacientes.

    Siendo en muchos casos accidentes que se podrían reducir mediante una nueva línea de formación en materia de prevención de riesgos laborales.

    Juan Alberto Toledo Blázquez, docente de Formación Profesional para el Empleo y Técnico de Electromedicina.