• Recetas: ¿por qué unos gastan más que otros?

    El Autor

    Francisco Martín Ros

    Médico de Atención Primaria

    Una asistencia sanitaria adecuada precisa, hoy día, de recursos económicos cuantiosos que los distintos gobiernos se saben obligados a satisfacer. Es en ese difícil equilibrio entre la prestación sanitaria y el presupuesto disponible en el que se toman habitualmente las decisiones de gestión, que no son exclusivas de los dirigentes sanitarios, sino que están presentes, en mayor  o menor medida, en la actividad profesional de cualquier facultativo.

    receta_buena_sescam

    El Sescam puso en marcha hace más de 15 años un proyecto informativo mediante el cual a cada médico de atención primaria se le ofrecían regularmente una serie de datos estadísticos que le permitían saber, al principio de manera muy somera, cuánto dinero gastaba al prescribir medicamentos.

    Las primeras consideraciones que aquella medida produjo en una parte importante de los facultativos no fueron precisamente entusiastas. La gama de reacciones oscilaba entre la mayor de las repulsas, que se sostenía argumentando la libre prescripción del médico, y el más absoluto desprecio hacia una medida que, aunque sólo era informativa, fue catalogada de coercitiva y, en cierto modo, amenazante.

    Pronto advertimos, aunque de manera oficiosa porque los datos de gasto nominativos nunca han sido públicos, que las diferencias entre facultativos eran patentes  y estadísticamente significativas. Como lo eran también las diferencias de gasto farmacéutico entre los distintos centros de salud, entre las distintas Gerencias y, por supuesto, entre las diferentes Comunidades Autónomas. Así, por ejemplo, resultaba ser bastante más elevado el gasto en farmacia de un murciano que el de un bilbaíno, siendo los precios de los medicamentos prácticamente iguales en una y otra provincia.

    ¿Cómo es esto posible?

    Estas diferencias, aunque con algunos matices, se han venido manteniendo hasta ahora. ¿Cómo es esto posible? ¿Es que la morbilidad de los cartageneros es mayor que la de los habitantes de Guetxo? O sin irnos tan lejos, ¿por qué el gasto farmacéutico de un ciezano  es superior al de un tobarreño?

    Para ayudar a los médicos a recetar mejor el Sescam publicó una Guía Farmaco-terapéutica revisable que pretendía servir de apoyo a una prescripción razonada en función de la relación riesgo-beneficio de los medicamentos, y así mejorar la calidad y la eficiencia de los mismos.

    Las diferencias entre facultativos eran patentes y estadísticamente significativas

    En los últimos años la tendencia a utilizar fármacos que figuren en esta lista parece haber cobrado fuerza, pero aún existen muchas e importantes diferencias en la prescripción entre los distintos facultativos. Aunque no nos guste que nos comparen, es inevitable hacerlo para ver por dónde nos desviamos, qué hacemos distinto del resto, qué resultado obtenemos y si podíamos haberlo logrado de una manera más eficiente.

    Todos los que practicamos la medicina pública podríamos dar, sin miedo a equivocarnos, algunas de las claves para entender la ausencia de homogeneización en el gasto de farmacia. Las diferencias que deberían ser simbólicas, no lo son, y por tanto, parece necesario profundizar en este tema sin ideas preconcebidas y con espíritu conciliador.

    Ser conscientes de nuestras deficiencias, y tener la humildad de reconocerlas, nos coloca en el camino de la mejora.