• Sescam: 65 horas de trabajo sin descanso

    El Autor

     Lorenzo Sentenac Merchán

    Médico de Atención Primaria

    Ni en las tribus más feroces y atrasadas del planeta (y lo de “atrasadas” es un relativismo cultural) consentirían que un operario de la tribu (cazador-recolector-hechicero sanitario) trabajase durante 65 horas seguidas sin parar, como en los trasnochados tiempos del paleolítico.

    Esto de echar el resto currando 65 horas seguidas sin descanso no se vio ni en las más lúgubres cuevas prehistóricas, dónde ya en germen e inspirados por la luz de una fogata nuestros antecesores alumbraron un poco de sentido común y una miaja de humanidad, siendo este un primer paso para alejarnos del reino de las fieras.

    Ni los salvajes más salvajes, ni los primitivos más primitivos, ni los bárbaros más bárbaros, consienten ya y desde hace mucho tiempo una panzada semejante de trabajo, que ni los dioses más crueles ven ya con buenos ojos.

    Solo en aquellos tiempos supuestamente avanzados en que una civilización engreída y teóricamente sofisticada ha utilizado el esclavismo como lubricante de su maquinaria terrible, se han consentido tales disparates.

    Y sin embargo, no echen las campanas al vuelo ni estén tan seguros de que aquellos tiempos ya pasaron, porque hete aquí que vuelven si es que alguna vez se han ido.

    Y la prueba está en que el Sescam, servicio sanitario de Castilla-La Mancha, actualmente en fase progresista, consiente y ampara tales excesos y sacrificios laborales como si a través de un túnel del tiempo hubiéramos acabado recalando en los estratos más profundos de Atapuerca.

    ¡Viva el progreso!