• Sexualidad y comunicación ante el cáncer

    El Autor

     Pilar Soria Antonio

    Psicóloga Clínica del Hospital de Almansa. Psicooncóloga y sexóloga 

    Un diagnóstico de cáncer es un acontecimiento que suele generar temores, angustias y expectativas que deterioran la calidad de vida de la persona que lo sufre. Ciertas secuelas quirúrgicas como la mastectomía pueden producir trastornos de la imagen corporal, sentimientos de desagrado hacia sí mismo y hacia la pareja, es posible que en ocasiones disminuya el interés por el coito, pero el deseo de proximidad del otro sigue existiendo hasta el momento de la muerte.

    El cáncer se ha convertido en nuestros días en una enfermedad crónica controlable. La sexualidad es un área importante en la calidad de vida de los pacientes y es evidente que las disfunciones sexuales son muy frecuentes durante y después del tratamiento oncológico, por tanto si lo que se pretende es dar un tratamiento integral al paciente, la sexualidad es un tema al que se debe dar respuesta.

    Está demostrado que una vida sexual placentera en estos pacientes provoca menos ansiedad, menor depresión e incomodidad, menor sentimiento de soledad y mejor adaptación a los efectos del cáncer y su tratamiento, mayor capacidad para seguir disfrutando la vida y por lo tanto mejores resultados en su salud. Sin embargo en las Facultades de Medicina no se enseña a hablar sobre sexualidad con los enfermos y ellos no suelen plantear dudas porque esperan que sea el médico quien pregunte.

    Las dificultades de comunicación suelen ser bidireccionales pero es responsabilidad del médico tener en cuenta los sentimientos del paciente, escuchar sus dudas y las preguntas no explícitas acerca de la sexualidad, atendiendo la etiología de la disfunción sexual  tanto biológica como psicosexual.

    Con esta comunicación se pretende reflexionar sobre dichas dificultades en la interacción clínica cuando se tratan las disfunciones sexuales.

    Un tratamiento integral ha de tener presente la dimensión sexual del paciente y profundizar en su evaluación en función de las necesidades que plantee, de manera delicada y respetuosa teniendo en todo momento presente sus ideas morales y ética personal.