• “Tenemos que ponernos en el lugar del paciente”

    “La amabilidad reduce los niveles de cortisol”. “Tenemos que ponernos en el lugar del paciente”. “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. Estas frases, de sentido común, se enfrentan a la presión asistencial, a la falta de tiempo, a la masificación y a una sociedad cada vez más deshumanizada. Pero estos mensajes, que despiertan conciencias, se están escuchando en el III Congreso Nacional de Comunicación con el Paciente Oncológico y su Familia, que este fin de semana se celebra en Albacete.

    estos mensajes, que despiertan conciencias, se están escuchando en el III Congreso Nacional de Comunicación con el Paciente (CIPO).

    “Una mala comunicación puede provocar un sufrimiento tremendo”

    Cerca de 300 expertos de toda España, desde catedráticos hasta pacientes, están poniendo de manifiesto que “una mala comunicación puede provocar un sufrimiento tremendo”. Así lo ha confirmado el presidente del comité organizador, Elías García Grimaldo, quien ha estado acompañado en la inauguración por representantes del Ayuntamiento, la Diputación y la Consejería de Sanidad.

    Precisamente, el gerente del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, Ibrahim Hernández, ha destacado que el paciente es el segundo de los cuatro pilares básicos, que son sostenibilidad, humanización, profesionales sanitarios y modelo asistencial. Para Hernández, el paciente estaría por encima de la plantilla del Sescam. Y, de hecho, el enfermo es el máximo protagonista en CIPO, un congreso en el que están invitadas todas las asociaciones de lucha contra el cáncer y defensa de los pacientes.

    “Sin tiempo no hay dignidad”

    Se ha puesto sobre la mesa lo que puede hacer cada uno de los implicados en el tratamiento. La Administración tiene que “aliviar” a profesionales que trabajan bajo la presión de las listas de espera, así como caminar hacia las habitaciones individuales, el contexto básico para una buena comunicación.

    La imagen idílica del médico cogiendo la mano del enfermo, sentado junto a su cama, hoy se complica con las prisas, las listas de espera y las habitaciones dobles y triples. De ahí que los ponentes hayan recurrido a frases como: “Sin tiempo no hay dignidad”.