• Una psicóloga con cuatro patas

    El título lo tiene su dueña y compañera Verónica Soler, pero Arya, una perra mestiza, también es psicóloga. Ambas trabajan en terapias donde el instinto animal es un complemento. Arya acompaña, escucha, anima y mira como si comprendiera. Hay pacientes a los que les cuesta menos abrirse si le hablan a un perro.

    Arya psicóloga

    Arya, con su dueña, la psicóloga Verónica Soler.

    Además, está demostrado que aquellas personas que han sufrido un infarto y tienen perro se recuperan mejor que las que no cuentan con esta compañía. “Te hacen sentirte importante; te obligan a pasear y aumentan la autoestima de quien está a su lado”, asegura la psicóloga Verónica Soler, quien habla de sus terapias en plural porque en su empresa, el Centro de Psicología Kibel, son dos, su perra Arya y ella.

    Terapias

    Cuando acabó la carrera, Verónica leyó un artículo sobre terapias con animales y decidió cuál iba a ser su camino en la Psicología. Sin embargo, tendría que esperar cinco años hasta encontrar un curso serio sobre esta materia, ya que se trata de un mundo aún sin regular.

    Se interesó, se formó de acuerdo con los conocimientos adquiridos en la carrera y adoptó a Arya. Buscaba una perra mestiza porque estaba convencida de que tendría, como así ha sido, un sexto sentido con las personas que la necesitaran. De hecho, a sus cuatro años, esta perra ha respondido en residencias de mayores, en bibliotecas o en colegios. Ha alternado en hoteles o en el mismísimo Ayuntamiento de Albacete.

    Depresión

    Arya ha sido la protagonista en numerosos encuentros sobre el síndrome depresivo de la Asociación Lassus. Y es que un perro puede ser el complemento a un tratamiento contra la depresión por el mero hecho de ser como es, porque acepta a las personas independientemente de su estado de ánimo, porque siempre recibe a quien llega como si fuera lo más importante para él o simplemente porque consigue que la persona con depresión se centre en el perro y no en ella.

    Aria no es el tratamiento, pero sí una ayuda. En la terapia siempre debe haber un profesional que sepa cómo trabajar con la enfermedad mental. Eso sí, cuando Arya entra en una residencia de mayores, cambia el ambiente.

    Arya ayudará a los escolares a gestionar emociones