La psicología es la ciencia que estudia los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y el comportamiento del ser humano. Todos los titulados en psicología tienen estudios comunes, pero no todos pueden desempeñar todos los oficios que exige la titulación en psicología.
Hay especialidad en recursos humanos, en aprendizaje, y sobre todo, hay una especialidad en psicología de la salud. Aquella que interviene en el diagnóstico de enfermedades y su tratamiento. Desgraciadamente, se confunden unas y otras.
La psicología puede ser una profesión sanitaria, al igual que la medicina, farmacia o enfermería, pero para poder dedicarse a esta rama hace falta el reconocimiento de la especialización oficial.
La profesión sanitaria titulada y regulada con la denominación de psicólogo general sanitario aparece dentro de la Ley de Salud Pública 33/2011 y le habilita para “la realización de investigaciones, evaluaciones e intervenciones psicológicas sobre aquellos aspectos del comportamiento y la actividad de las personas que influyen en la promoción y mejora del estado general de su salud”. Los requisitos son sencillos, además de la titulación, un máster o haber llevado ejerciendo la profesión con anterioridad a la norma. Quienes no ostenten estos requisitos no podrán ejercer la profesión de psicólogo relacionado con la salud.
Para abrir un gabinete o consulta se precisa de licencia concedida por la Delegación de Sanidad, y a partir de ahí se podrá trabajar. El mero tratamiento de una depresión o ansiedad ya formaría parte de esta clase de especialidad.
El problema grave se plantea cuando el paciente no distingue entre ambas figuras y acude a un psicólogo sin titulación y sin licencia. Esto, que es incomprensible en el ámbito de la medicina, clínicas clandestinas, ocurre en la psicología
Y lo que es peor, los servicios de inspección no hacen nada al respecto, no vigilan que efectivamente todos aquellos profesionales que ejercen en la calle dispongan de la licencia y titulación. Efectivamente son psicólogos, pero no pueden atender cuestiones de la salud y no tienen licencia, y no se conoce que la Administración esté haciendo nada para controlar los gabinetes, que no clínicas, continúen ejerciendo la actividad, con el riesgo que puede conllevar para la salud de los ciudadanos.
Junto con la especialidad de psicólogo sanitario encontramos al psicólogo clínico que es especialista, PIR, para la prestación sanitaria de la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud, o en aquellos supuestos a los que no llegue el psicólogo general.