• Seis meses de abstinencia para doblegar al alcoholismo

    Es el tiempo en el que los niveles de control son similares a los de la población no adicta

    En alcoholismo, los adictos alcanzan niveles de control, similares a la población no adicta, a los seis meses de abstinencia, desapareciendo así su efecto como factor de riesgo de recaída.

    Así, un estudio liderado por investigadoras del Hospital público 12 de Octubre y de la Universidad Complutense de Madrid demuestra que el sesgo atencional -tendencia a dirigir la atención a estímulos relacionados con el alcohol- disminuye en pacientes diagnosticados de adicción que dejan de beber. El trabajo se ha publicado en Addictive Behaviors.

    Entre los estímulos que dirigen la atención al alcohol están los lugares, como el parque o el bar, donde el paciente solía beber u olores como los de algunas bebidas o los de esos lugares. Estas señales atraen la atención de la persona dependiente y disparan la conducta de beber, perpetuando el trastorno por consumo de alcohol.

    Las intervenciones clínicas pueden beneficiarse de centrarse en la reducción del sesgo atencional al alcohol incluyendo técnicas como el reentrenamiento de atención, que ayudan a los pacientes a desviar su atención de las señales de alcohol. La medición del sesgo atencional puede servir también como una herramienta útil para identificar a los pacientes en riesgo de recaída.

    Por otra parte, la disminución del sesgo atencional hacia el alcohol puede ser una meta terapéutica importante. Esto podría incluir terapias cognitivo-conductuales centradas en modificar la respuesta automática a las señales relacionadas con el alcohol.

    Las familias

    Por último, el conocimiento de estos procesos puede ayudar a las familias a ser más comprensivas y a crear un ambiente más seguro que minimice la exposición a estos desencadenantes. En el caso de los pacientes es un aliciente para trabajar en la autoregulación y el manejo de sus impulsos así como trabajar con sus terapeutas para desarrollar estrategias personalizadas de manejo de estímulos y situaciones de alto riesgo.

    Entre los siguientes pasos del estudio, las investigadoras incluyen el seguimiento a largo plazo de los pacientes o la comparación con otras adicciones a sustancias como opiáceos o nicotina, entre otros.

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