Este viernes fallecía en su domicilio de Albacete el cardiólogo Agustín Lorenzo Alfaro, fundador de la Hospitalidad de Lourdes en esta provincia. Ante todo, este médico era hospitalario, actividad que compaginó con la presidencia del movimiento familiar cristiano. También fue el primer presidente del comité de padres del Grupo Scout Don Quijote, impulsor del escultismo en Albacete, además de concejal y diputado provincial y regional del Partido Popular. Devoto de Nuestra Señora de Lourdes, hasta el último día ha estado vinculado a la Hospitalidad.
La misa funeral tendrá lugar este sábado, a las 16,00 horas, en la parroquia de Las Angustias de Albacete.
El doctor Agustín Lorenzo, en 2016, en su último viaje a Lourdes.
El médico que llevó a los pacientes hasta Lourdes
“Íntegro, comprometido, cercano, entregado al servicio a los demás, cariñoso y humilde”. Así definen quienes lo conocieron al médico que hace 48 años fundó la Hospitalidad de Lourdes en Albacete. El cardiólogo Agustín Lorenzo no lo dudó cuando, en 1971, el obispo Ireneo García Alonso le pidió ayuda para que esta provincia tuviera su propio Tren de la Esperanza. A más de 600 kilómetros de su tierra, el doctor Lorenzo ha visto milagros, pero sobre todo ha sido testigo de cómo la fe mueve montañas. El médico quería llevar a los pacientes a Lourdes, y lo consiguió.
Un obispo confió en un médico de profundas convicciones cristianas para que el conocido como Tren de la Esperanza -el que viajaría todos los años a Lourdes- tuviese salida en Albacete. Y desde entonces, el tren no ha fallado. Si en 1971 viajaron cinco enfermos y cincuenta peregrinos, en 2019 han salido 285 personas.
En 45 años, el doctor Agustín Lorenzo ha visto milagros, pero sobre todo ha sido testigo de cómo la fe mueve montañas
Lorenzo contó con el apoyo de Sor Josefina, responsable entonces de la Casa de Misericordia, y de su familia, que ha llegado a reunir a tres generaciones en la peregrinación. Entre todos consiguieron en los años 70 que el improvisado hospital que puede suponer un tren de cercanías llegara todos los años a su destino. El propio cardiólogo viajaría incluso el año en el que se enfrentó a una complicada operación de corazón.
Desde aquel primer año, hasta 2016, Agustín Lorenzo no ha faltado a su cita con la Virgen de Lourdes y, como él, su familia se ha volcado con la hospitalidad, tanto sus cinco hijos como sus once nietos. De hecho, una de sus nietas, Belén, no ha faltado ni un solo año. Su madre viajó embarazada y, al año siguiente, volvió a embarcar con una niña de seis meses.
El doctor Lorenzo tiene la Medalla de Oro de la Hospitalidad. Además, Lourdes le ha dado la oportunidad de ver milagros, desde un enfermo que salió en silla de ruedas y regresó andando hasta un paciente en el que las úlceras curaron sin explicación. Como recuerdan sus hijas, el primer presidente de la Hospitalidad ha visto lo que como médico no podría explicar, pero, para él, Lourdes siempre ha sido mucho más que el milagro físico que todo el mundo busca: nadie regresa igual que se marchó.
Todo empezó en 1858, con Bernardette
Como esta organización albacetense, hay medio centenar en España y miles en todo el mundo. Todas las hospitalidades recogen el testigo de una joven de 14 años, Bernardette, a la que se le apareció la Virgen. Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858, la Iglesia reconoce 18 apariciones. Precisamente, en la gruta donde tuvieron lugar, brotó inesperadamente una fuente a cuya agua se le atribuyen propiedades milagrosas.
Desde el siglo XIX, la peregrinación de enfermos a Lourdes ha sido multitudinaria, de ahí que muy pronto surgieran voluntarios para acompañarlos y atenderlos, tanto en su viaje como durante su estancia en este pueblo francés. Así surgieron las hospitalidades y la tradición de viajar una vez al año.