El pediatra Manuel Sánchez Martínez ha fallecido a los 100 años. Trabajador incansable, estudioso hasta el último día, entrañable, médico vocacional y lúcido hasta el final, el Colegio de Médicos lamenta la pérdida de un facultativo, innovador en su época, que ha sido una referencia para la pediatría albaceteña. El año pasado, el doctor Sánchez Martínez concedía una entrevista para la revista colegial en la que insistía en que, ante todo, ha sido un hombre feliz.
A la entrevista de la periodista Mercedes Martínez, a los archivos colegiales y al presidente del Colegio de Médicos, Fernando Gómez Bermejo, recurre Diario Sanitario para el perfil de un hombre que perteneció a una generación de médicos histórica, la de Martínez Moratalla, Elías Alonso o Camilo Gaude, con quienes coincidió estudiando en Salamanca.
Hijo de constructores, Manuel Sánchez se convertiría en el primer médico de la familia. Empezó la carrera en Barcelona, donde vivía uno de sus tíos, pero terminó en Salamanca e hizo la especialidad en Santander, en el Hospital de Valdecilla. Este albaceteño coincidiría con el amor de su vida en Cantabria, la también pediatra Ramona Amalia García, con quien se casaría en Gijón (Asturias) para pasar el resto de sus vidas ejerciendo en Albacete.
Como médico del siglo pasado, le tocó vivir la Guerra Civil, así como ejercer en la época en la que el pediatra lo era las 24 horas del día. Compaginó su plaza en la Seguridad Social con la consulta privada, por lo que su vida fue la de un siglo dedicado al estudio y tratamiento de varias generaciones de niños albaceteños. Ejerció con pasión porque le gustaba la Medicina como un todo y, según confesaba en la entrevista con Mercedes Martínez, ese todo sólo estaba en dos especialidades, Medicina Interna y Pediatría.
El año pasado contaba con humor al presidente del Colegio de Médicos que su regreso a Albacete supuso toda una revolución porque llegó del brazo de una mujer, la suya, adelantada a su época. Fue la primera pediatra de la provincia y se atrevió a llevar pantalones.
Manuel Sánchez ha fallecido a los 100 años. Llevaba tres décadas sin ejercer porque se jubiló a los 70. Sin embargo, en estos treinta últimos años no ha parado. De hecho, en su última etapa le frenaron las piernas, que ya no le respondían, pero la cabeza la tenía tan lúcida como siempre.
De sus cuatro hijos, uno de ellos, Ricardo, ha seguido la senda del padre, pero fuera de la provincia, ya que es anestesiólogo en Dinamarca.
Con Manuel Sánchez se ha ido el testimonio de una generación de médicos a la que hoy dejaría atónitos que haya campañas para humanizar la sanidad. Ellos vivieron una medicina más cercana, menos tecnificada, más imperfecta, pero donde escuchar al enfermo era la primera vía hacia un diagnóstico.