Proyecto África, Amigos de Mali prepara una caravana de ayuda humanitaria para operar de cataratas en un pueblo, Nioro du Sahel, que está en medio del desierto, donde hay decenas de casos de ceguera. La ONG saldrá de Albacete a finales de octubre, con rumbo a Mali, con cientos de donativos y los medios para operar a 250 personas.
Esta historia empezó cuando Miguel López, empleado de una oficina bancaria, propuso a su familia invitar a un inmigrante a cenar en Nochebuena. Al chaval lo eligió el vigilante del campamento de La Dehesa, el alojamiento municipal para temporeros, y resultó ser Lamine, un joven senegalés.
Al año siguiente, Miguel y su hijo visitaron Senegal. Al ver la situación de país y conscientes también de la precariedad a la que se enfrentan los inmigrantes en España, padre e hijo pensaron que deberían idear una fórmula para que se buscaran el pan en su casa, sin tenerse que jugar la vida y el futuro en un viaje a España.
Pasaron los meses y esta familia albaceteña siguió involucrada con los inmigrantes. Así, al año siguiente, les invitaron a dos bodas en Mali y se fueron sin pensarlo. De hecho, Miguel ejerció de padrino en una de ellas. Aquí fue donde la idea acabó tomando forma. Mali era aún más pobre que Senegal.
Una noche, dando un paseo, Miguel se encontró con un cobertizo de chapa donde un grupo de niños estudiaba con linternas. En ese momento tuvo claro por dónde tenía que empezar. Decidió que regresaría con una solución para aquella escuela.
Al volver a Albacete y madurar la idea, se dio cuenta de que necesitaba una ONG que le diera un soporte oficial. La causalidad le llevó hasta una amiga, Fifi, que le habló de Amigos de Mali. Y así, entre casualidades y buenas intenciones, Miguel se convirtió en el delegado albaceteño de esta ONG.
Regresó a Mali bajo el paraguas de Amigos de Mali con 39 placas donadas con las que montó un parque solar que dio luz a la escuela y a 38 viviendas. Además, la delegación albaceteña ayudó a dar forma a un huerto de dos hectáreas; llevó material hospitalario donado por el Hospital General y el Sanatorio de Santa Cristina, desde camas hasta máquinas oftalmológicas; repartió medicamentos y cremas donados por farmacias albaceteñas y un sinfín de donativos. El viaje fue una locura, pero todo llegó a su destino.
Fue en aquella aventura en medio del desierto, en 2013, cuando la delegación albaceteña vio casos de ceguera por cataratas y numerosos problemas de vista, de ahí que se propusiera regresar con la solución. A finales de octubre, Amigos de Mali se embarcará en una nueva aventura que saldrá desde Albacete.
Como la zona está rodeada de conflictos bélicos, la delegación no llevará oftalmólogos albaceteños, pero sí material sanitario y dinero para pagar a los especialistas de la capital. La idea es operar de cataratas a todo aquel que no tenga medios.
Quien quiera colaborar aún está a tiempo. Sólo tiene que escribir a amigosmalialbacete@yahoo.es