Alberto Martínez Requena ha llegado a la entrada del Hospital General Universitario de Albacete. Ha girado a la izquierda y ha pasado sin llamar a la Hermandad de Donantes de Sangre. Ahí ha dicho que quería donar y, acto seguido, después de las pruebas pertinentes en el Centro de Transfusión, se ha convertido en el donante 68.000.
La Hermandad de Donantes de Sangre ha enviado la fotografía de este joven albaceteño de 20 años a todos los medios de comunicación. Y es que, aunque cada vez son más, los donantes son más que números y estadísticas. Se trata de 68.000 personas dispuestas a ayudar sin las cuales ni uno solo de los hospitales de la provincia podría funcionar.
Desde 1971, Albacete no paga por la sangre
El 1 de abril de 1971 nacía la Hermandad de Donantes de Albacete. Desde entonces, siempre ha hecho falta sangre, pero nunca ha faltado. Sus fundadores aún recuerdan cómo en los comienzos los donantes eran capaces de responder a una llamada a las cuatro de la madrugada. Si era necesario, aparecían en pijama y con el brazo extendido.
Todo empezó en los pasillos de la antigua Residencia, hoy Perpetuo Socorro, donde trabajadores del Banco Español de Crédito (Banesto) pasaron de administrar los ahorros de los albaceteños por las mañanas a garantizarles la sangre por las tardes.
El caso de una mujer que iba a morir desangrada supuso un antes y un después
Hasta 1971, la sangre se obtenía de los familiares del enfermo o pagando, pero sin reconocimiento médico, se ponía el brazo y punto. Blas González, empleado del Banco Central, escuchó una reunión de los jefes de servicio. Tenían a una mujer de Nerpio que iba a morir desangrada antes de que llegaran los familiares. Aquella situación llevó a todos los presentes a presionar a la dirección del hospital para buscar soluciones y que la historia de Nerpio no volviera a repetirse.
Aquello empezó a rodar con dos médicos principiantes, los doctores Mariano Espinosa y Antonio Martínez, y los empleados de banca Carlos Morales (tesorero), Ángel Alcaide (secretario general), Miguel Muñoz (vicepresidente) y Blas González (presidente). Un joven Jesús Igualada, con sólo 14 años, hoy el presidente de la Hermandad, se hizo cargo de la Sección Juvenil.
Hay que decir que la relación de la banca con el Banco de Sangre no tiene nada de disparatada. En aquella época, cuando había una necesidad urgente de sangre se llamaba a Banesto porque era la primera empresa en número de trabajadores.
Cuarenta y ocho años después, la Hermandad de Donantes de Sangre de Albacete cuenta con 68.000 socios donantes.