• Albacete investiga una vacuna COVID inhalada

    En Albacete, a diez minutos caminando de El Corte Inglés, se encuentra el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha y, dentro de esta explosión de naturaleza, el Instituto Botánico. Aquí, en un pequeño laboratorio, un grupo de científicos ha invertido su escaso tiempo libre y pocos recursos en buscar una vacuna frente al coronavirus COVID-19. Es sólo cuestión de recursos que Albacete dé forma a una vacuna COVID inhalada.

    Albacete vacuna COVID

    Científicos del Instituto Botánico se han basado, como ocurriera con la vacuna del ébola, en la planta del tabaco

    Su trabajo es callado y poco reconocido, pero este equipo está liderado por la catedrática Lourdes Gómez Gómez, considerada por la Universidad de Stanford (EE UU) una de las investigadoras de la élite mundial de la ciencia. Con ella trabajan farmacéuticos y biólogos, como Oussama Ahrazem, Enrique Niza, Ángela Rubio o Alberto José López.

    Durante el confinamiento, este equipo no podía abandonar sus ensayos e investigaciones, debía mantener plantas y cultivos, por lo que acudió a diario a trabajar al Instituto Botánico. Pero cuando los investigadores regresaban a casa, la curiosidad les llevaba a seguir trabajando, a indagar sobre ese nuevo coronavirus que estaba paralizando al mundo.

    Pronto vieron que intentar una vacuna propia no tenía nada de descabellado. Se documentaron y buscaron información sobre cómo clonar el virus. Y es que partían de la base de que trabajan con plantas y éstas permiten producir anticuerpos o, lo que es básicamente lo mismo, vacunas.

    Dándole vueltas a la idea, el equipo de Lourdes Gómez se centró en la vacuna del ébola, que se produjo a partir de la planta del tabaco. De hecho, esta planta es ahora protagonista de numerosos estudios para buscarle utilidades más allá de producir cigarrillos. Se trata de una planta barata, fácil de cultivar y diana de la biotecnología vegetal, ya que los virus de las plantas, al contrario de lo que pasa con los animales, no infectan.

    Colaboración

    El equipo de Lourdes Gómez recuerda ahora cómo todas las ideas del confinamiento se dirigieron hacia las plantas del tabaco que ya estaban en el laboratorio. “Teníamos la planta y el conocimiento, pero nos faltaba el molde”. Aquí fue donde intervino Antonio Mas, entonces director del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas (CRIB), él fue quien tiró de sus contactos en Madrid para conseguir la pieza que faltaba.

    Y así, en los ratos libres, sin financiación alguna, han conseguido que la planta del tabaco genere proteínas con las que dar forma a la vacuna. De hecho, han comprobado con un test que genera antígenos. El extracto de la planta de tabaco agroinfiltrada con la construcción dio positivo en un test de antígenos, demostrando que la proteína del virus producida en la planta de tabaco es reconocida por el antígeno frente al COVID-19.

    Nanotecnología

    Además, Enrique Niza, el último en incorporarse al equipo, está especializado en nanotecnología, lo que da la clave a este equipo para que esta vacuna funcione como un espray nasal evitando que el virus entre por las mucosas.

    De momento, se trata sólo de una idea, sin validar por una revista científica, a la que un grupo de investigadores ha dado forma “por amor a la ciencia”. Detrás, no ha habido más interés que la vocación y la necesidad de ayudar.

    Con financiación, la idea tocaría la realidad

    El equipo de Lourdes Gómez considera que su vacuna podría ser viable, incluso se podría ir adaptando a las nuevas variantes del COVID-19. Sin embargo, necesita financiación para el material fungible y para contratar, como mínimo, a otro investigador que pueda dedicarse a esta idea a tiempo completo.

    Albacete vacuna COVID
    Parte del equipo en el Jardín Botánico que rodea al laboratorio.

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