
Después de rescatar a 76 personas de la guerra, planean nuevas misiones humanitarias
La idea de tres amigos albaceteños, durante un café, se convirtió en una odisea hacia Ucrania en la que no faltaron ni manos ni medios para llevar ayuda humanitaria y sacar a 76 personas de la devastadora guerra que ha desatado la invasión rusa.

La idea de tres amigos se ha convertido en una cruzada humanitaria
Antonio Sánchez, Mesías Carlos y Víctor Muñoz han sido los protagonistas del relato de la expedición en el Colegio de Médicos, una de las instituciones mecenas de su cruzada, la misión a Ucrania. Estos tres amigos, de entre 22 y 33 años, han visto sufrimiento, impotencia y caos entre unas víctimas de la invasión rusa que lo han perdido todo. Pero les consuela haber librado del horror a 76 personas.
Y es que estos tres amigos pensaron en invertir su tiempo libre en llevar ayuda humanitaria a Ucrania. Pidieron ayuda a través de las redes sociales para poder alquilar un coche de siete plazas. Sin embargo, la respuesta fue tal que lograron un autobús y cuatro coches tipo furgoneta.
Ha recordado Muñoz, un ingeniero industrial especializado en suministros, que tenían tres objetivos. Querían llevar medicinas y alimentos a la zona del conflicto, pero también ayudar en la frontera y rescatar a quienes necesitaran salir del país.
A los tres amigos se les sumaron siete voluntarios más con los que el 5 de abril salieron desde Albacete rumbo a Ucrania, a la frontera con Polonia. Se cercioraron de que la ayuda llegaba a quien la necesitaba, ya que llevaban las donaciones de más de 200 personas e instituciones. Pero también recogieron a 76 personas que reunieron con sus familias en España. Sólo 18 ucranianos se quedaron entre los centros de acogida de Alicante y Madrid.

El ‘milagro’ de Turín
De hecho, después de completar la misión, dos de los voluntarios regresaron a Ucrania, donde ayudaron a evacuar a una joven que estaba en coma y necesitaba una operación urgente en Italia. Esa chica, después de un sinfín de obstáculos, se recupera en un hospital de Turín, tal y como ha subrayado Víctor Muñoz.
Hoy este grupo sabe que su hazaña ha sido un grano de arena en medio del desierto, pero también tiene claro que, aunque acabara la guerra, Ucrania va a necesitar ayuda durante mucho tiempo. Y mientras la necesite, están dispuestos a organizar nuevas expediciones e iniciativas que traten de paliar tanto sufrimiento.
«Mis abuelos no han querido salir de Ucrania»
Raúl Sánchez Vizcaíno, Víctor Muñoz, Manuel Poveda, Mesías Carlos, Antonio Sánchez, Anastasio Sánchez, Carlos Tévar, Eduardo Abellón, Héctor Emilio García y Marko Borsuk son los nombres de los diez voluntarios que han hecho posible esta hazaña. Precisamente, una de las barreras, la del idioma, la han salvado gracias a Borsuk, albaceteño nacido en Ucrania que se ha encargado de hacer las veces de traductor. Allí ha dejado a sus abuelos, que «no han querido salir de Ucrania».

- 30.000 euros en donaciones. El Colegio de Médicos, donde esta expedición albaceteña ha presentado su experiencia en Ucrania, es uno de los mecenas que han permitido el viaje.