Un profesor les ha ofrecido viajar a la Isla de Lesbos para trabajar como voluntarios con los refugiados y cincuenta alumnos de la Facultad de Medicina han contestado al primer llamamiento sin dudarlo. Tendrán que trabajar duro para dar de comer a más de mil personas al día e intentar distraer a los niños, pero la respuesta ha sido tal que no podrán ir todos en el primer viaje. Y eso que no van como médicos, su profesor pretende “despertar sus valores humanos”.
Toda esta historia empezó cuando el profesor Pedro Tranque decidió, junto a una médico que había sido alumna suya, pasar la Semana Santa en el campamento de refugiados de la isla de Lesbos (Grecia). Beatriz Sánchez estaba haciendo un voluntariado en Atenas y Pedro Tranque buscaba una solución para los alumnos de Medicina. Y es que él había visto una inquietud por la cooperación que se veía frenada por el coste. Un estudiante medio no puede asumir la cuota de una ONG, los billetes de avión y el precio de la estancia en países como Burkina Faso, por lo que su inquietud humanitaria se veía frenada por la falta de recursos.
Pedro Tranque vio durante sus vacaciones que la isla de Lesbos, con más de 5.300 refugiados en su campamento, necesitaba ayuda. Además, comprobó que había una ONG local más que fiable. Ambas situaciones, a las que se sumó el precio asequible tanto del alojamiento como de los billetes, le hizo decidirse por este objetivo humanitario para ofrecer a sus alumnos un verano diferente.
Este profesor vio que un grupo grande no podía ir a la aventura, necesitaba una ONG fiable con un cometido importante. Durante su estancia en Lesbos, colaboró con una pequeña organización fundada por un maestro de la isla y un inglés jubilado de la British Telecom. Pedro Tranque cocinó y sirvió platos por la mañana, mientras que la tarde la dedicó a organizar el sinfín de donaciones que llegaban, desde comida hasta ropa para la población. Conoció a los refugiados, habló con los médicos y fue testigo junto con Beatriz Sánchez de la difícil convivencia entre los isleños y los refugiados, atrapados en la miseria sin posibilidades de trabajar. De hecho, los principales problemas a nivel sanitario son psiquiátricos. Miles de personas, africanos y de Medio Oriente en su mayoría, conviven “atascados” en tierra de nadie.
Los voluntarios darán de comer a los refugiados y organizarán talleres para los niños
La pequeña ONG de Lesbos ha montado una nave y una cocina donde prepara más de mil comidas al día para mujeres y niños. El voluntariado implica desde pelar y cortar los ingredientes hasta cocinar y repartir. Pero este verano se pretende ir más allá, organizando también taller para que los niños se diviertan y aprendan.
Si bien la población de la islas está cansada de los refugiados, maestro y jubilado decidieron que no podían dar la espalda a sus nuevos habitantes. Reconvirtieron un viejo autobús en cocina y habilitaron una nave, lo que les ha permitido completar la alimentación de niños y mujeres. Además, ahí clasifican ropa, pañales y las numerosas donaciones con las que sobrevive un campamento en el que hay gente que lleva más de dos años a la espera de salir y empezar de nuevo.
Pedro Tranque busca ahora financiación para abaratar el viaje de sus alumnos, pero ya ha hablado con la ONG y han acordado que repartirá a los voluntarios en grupos de cuatro que estarán dos semanas. Así, desde primeros de junio hasta el 7 de septiembre, la Facultad de Medicina de Albacete estará presente en Lesbos.
Desde Albacete, esta iniciativa cuenta con el apoyo de la ONG local Kipekee. Gracias a ella, los alumnos de Medicina han podido solicitar una ayuda de la Universidad de Castilla-La Mancha que les permitirá reducir el coste del voluntariado.
Si quiere colaborar con esta causa puede hacerlo poniéndose en contacto con Kipekee a través del siguiente enlace: