Ver de nuevo el mar, observar Los Chorros, el mismísimo nacimiento del Río Mundo, o visitar un Santuario, para la Ambulancia del Deseo no hay imposibles. De hecho, desde 2006, en distintos países, sus voluntarios trabajan para que pacientes terminales o postrados en una cama puedan cumplir sus sueños. La última aventura la ha protagonizado la Ambulancia del Deseo de Murcia, que ha llevado a un paciente hasta Los Chorros, pero no conformes con llegar a su destino, han conseguido una silla especial para recorrer el Parque Natural con Toño.
Esta fundación trabaja para que una enfermedad no impida cumplir un sueño
Y es que Toño tenía un deseo, visitar Los Chorros, el nacimiento del Río Mundo, en el pueblo albaceteño de Riópar. Siempre le gustó la montaña, pero una grave enfermedad le alejó de ella. Cuando llegó este deseo, los voluntarios de la ambulancia pensaron que «teníamos que darle algo más, y fue el momento perfecto para usar la Silla Joelette, una idea que gestamos hace tiempo en el Foro HURGE junto con la Federación de Montañismo de la Región de Murcia».
Así, los voluntarios no se confirmaron con llevar a Toño hasta Los Chorros en la Ambulancia del Deseo sino que dieron un paseo en silla por la montaña, visitaron las cascadas y comieron allí.
Pero esta gesta necesitó más apoyos de los habituales. También se implicaron los agentes medioambientales del Parque Natural y el personal de la Oficina de Turismo.
Toño tuvo un deseo y así se lo comunicó a esta fundación. Por tanto, quien tenga un sueño para un paciente terminal o inmóvil, que dependa del transporte en ambulancia, solo tiene que rellenar el formulario que la Ambulancia del Deseo tiene disponible en la web y describir de la mejor manera posible hasta dónde le gustaría llegar.
La fundación se encarga de organizar el transporte con una ambulancia y el personal sanitario necesario para cubrir las necesidades del paciente.
Historia
En noviembre de 2006, Kees Veldboer, presidente de la Fundación Ambulancia del Deseo (Stichting Ambulance Wens), estaba trasladando a Mario Stefanutto, un paciente terminal, de un hospital a otro.
Solo después de colocarlo sobre la camilla, les informaron que habría un retraso, pues el hospital receptor no estaba preparado. Stefanutto no quería regresar a la cama donde había estado en los últimos tres meses, por lo que Veldboer le preguntó a dónde quería ir. El marinero retirado le preguntó si podía llevarlo al canal Vlaardingen para que una vez cerca del agua pudiera despedirse por última vez del puerto de Rotterdam.
«Lágrimas corrían por su rostro», señaló Veldboer.»Cuando le pregunté: ‘¿Te gustaría tener la oportunidad de navegar otra vez?’ Me respondió que sería imposible porque estaba en una camilla». Veldboer estaba determinado a hacer realidad el último deseo de este paciente.
Estar postrado en una cama no impidió que un paciente volviera al mar
Le preguntó a su jefe si le podía prestar una ambulancia en su día de descanso, le pidió la ayuda a un colega y contactó una compañía de botes de Rotterdam. Al viernes siguiente, ante un sorprendido Stefanutto, el conductor de ambulancia se presentó en su cama del hospital para llevarlo a navegar.
«Todavía hay personas a quienes le importan los demás»
En una carta escrita antes de su muerte, Stefanutto dijo: «Me hace bien saber que todavía hay personas a quienes le importan los demás. Les puedo asegurar desde mi propia experiencia que un pequeño gesto de alguien puede tener un gran impacto».