
Vuelvo de guardia, y la situación en la actualidad no se parece en nada a la vivida en marzo. Seguimos sin un tratamiento efectivo para el coronavirus, con informaciones contradictorias sobre la llegada de la vacuna y con un número creciente de casos cada día, pero con una mayor experiencia acumulada sobre cómo debemos afrontar esta segunda embestida.

Tenemos que seguir luchando
Este verano a la mayoría de sanitarios, o al menos a mí, nos ha servido para recargar pilas, para pararnos a pensar, para recapacitar y para concienciarnos que esto es lo que nos toca vivir y que tenemos que seguir luchando para superar esta crisis, porque si conseguimos superar la primera embestida tan cruel y devastadora seremos capaces de superar esta segunda ola, para la que estamos mejor preparados tanto los ciudadanos como los sanitarios.
Ayer, durante la guardia, me vinieron a la mente recuerdos de la peor época de la pandemia, recuerdos de sentimientos de culpabilidad. Culpa de no poder curar a nuestros pacientes por falta de tratamientos efectivos. Culpa de no tener suficiente estado de ánimo para aforrar cada día. Culpa de no poder atender a todas las familias. Culpa de poder contagiar a tus personas queridas.
Espero que en esta nueva ola, no lleguemos a sentir estas emociones tan negativas, porque las emociones son el motor de nuestra vida, de nuestro día a día. Ahora creo que somos más fuertes, nosotros y los ciudadanos.