Son características de la Atención Primaria de Salud (APS) la accesibilidad, la provisión de cuidados personalizados ofertados de forma continuada y a lo largo de la vida del individuo (longitudinalidad), suponen un primer contacto con el sistema sanitario y el saber manejar hábilmente la incertidumbre propia del binomio salud-enfermedad. La realidad revela que los profesionales de APS toman muchas decisiones trascendentales en poco tiempo y son capaces de resolver más del 90% de las visitas atendidas, de tal manera que en la distribución de pacientes según complejidad y requerimiento asistencial se da por sentado que más del 85% de los problemas pueden resolverse en APS, entre el 10 y el 12% precisan consulta y atención compartida con la atención especializada y solamente el 3-5% requerirán primordialmente atención especializada.
La debatida baja capacidad resolutiva de la APS se asocia mayormente a la falta de tiempo más que al grado de competencia de sus profesionales. Si no dispone de tiempo suficiente, el profesional tiene que trabajar en permanente agobio asistencial y frustración profesional, por no poder hacer bien su labor. La comunicación médico-paciente se deteriora, se dejan de realizar actividades preventivas y de abordar los aspectos psicosociales de la enfermedad; se maneja mal a los pacientes complejos, lo que genera una frecuentación innecesaria; se deriva al paciente al especialista por cuestiones que con un poco más de tiempo se podrían resolver en el primer nivel de asistencia, y aumenta mucho el riesgo de cometer errores clínicos.
La medida de disponer de un tiempo suficiente para cada tipo de visita produce un cambio hacia una actitud proactiva de resolver el problema del paciente «aquí y ahora», aumenta la satisfacción de éste y evita utilizaciones innecesarias.
La sociedad cambia; la evolución de nuestro país entre el expansionismo hospitalario de la primera década del Siglo XXI y la contracción económica que en la segunda década trajo la austeridad, han castigado doblemente a la Atención Primaria. En el primer castigo, la desmesura y desorientación de muchos políticos autonómicos los llevó a caer en la fascinación tecnológica; en un error de omisión y olvido de la Atención Primaria. En el segundo castigo, un sálvese quien pueda dejó en la cuneta al primer nivel asistencial, el que más podía haber contribuido a la sobriedad del gasto y a una austeridad que no dañara ni a la salud ni al sistema de salud.
Más del 85% de los problemas pueden resolverse en Primaria
La falta de apoyos políticos, una financiación insuficiente, la dificultad de acceso a determinados medios diagnósticos, el escaso nivel de participación en la toma de decisiones sobre la gestión de los Centros de Salud, un cierto desprestigio de la especialidad en el que intervienen sin duda factores como su escasa presencia en la universidad (nuestra Universidad es una rara excepción aunque sin excesos) y el empeoramiento de las condiciones laborales y retributivas, son algunos de los puntos clave que están conduciendo a la AP a esta situación de crisis como modelo y de desánimo profesional.
Sin embargo, la población concede año tras año una buena valoración a la APS en todas las encuestas de opinión, la contribución de la APS a los buenos resultados en salud de nuestro país resulta innegable y el médico de familia español es un profesional altamente cualificado y con una de las mejores formaciones médicas de Europa.
Si queremos que nuestro SNS continúe obteniendo unos resultados en salud que se encuentran entre los mejores del mundo y además a un coste que es uno de los más bajos de nuestro entorno, es preciso mantener los principios y valores de la APS – accesibilidad, longitudinalidad, puerta de entrada al sistema sanitario, continuidad asistencial, integralidad, hábil manejo de la incertidumbre, polivalencia profesional – y para ello es preciso implementar urgentemente cambios estratégicos dirigidos a resolver los problemas detectados en el modelo y a encarar los profundos y acelerados cambios sociales, profesionales, demográficos y tecnológicos que están teniendo lugar en nuestro país y en el mundo en los últimos años.
El modelo sanitario de España debe dejar de ser un modelo hospitalocentrista y pasar a ser un modelo basado en la Atención Primaria.
La APS es el pilar fundamental del sistema sanitario
Aunque la triste realidad es que nadie hace nada por ella. Para aumentar la capacidad resolutiva tendríamos que actuar sobre los siguientes puntos:
1.-Presupuestos suficientes y mayor implicación en la gestión del personal de APS.
2.-Recursos humanos adecuados. Aumentando el porcentaje de médicos de familia con respecto a otras especialidades hospitalarias, en estos momentos más de 77.000 médicos trabajan en especialidades hospitalarias y menos de 30.000 trabajamos como médicos de familia. El porcentaje deseable estaría entre el 45 % y 50 %.
3.-Reducir la burocracia en consultas. Algo se ha conseguido ya con la implantación de la receta electrónica.
4.-Acceso a todas las pruebas diagnósticas.
5.-Mejorar la dotación material y tecnológica de los Centros de Salud. Comenzando con estructuras y centros de salud adecuados y suficientes,
6.-Mejorar la comunicación entre niveles asistenciales. El médico de APS debe de coordinar todos los actos sanitarios que se realicen sobre los usuarios para evitar la iatrogenia y el sobrediagnóstico.
Estamos a tiempo de reconducir la situación, no sigamos mareando “la perdiz”…