Puestos a imaginar, volvamos atrás en el tiempo con la hora del desayuno como partida. Mucho, mucho, mucho más atrás… nuestra infancia… ¿más?, nuestros padres… más atrás… mucho, mucho más atrás… los tatarabuelos…cuándo nació Jordi Hurtado… ¿Matusalén?… ¿Zaratustra? ¿más?
Pues sí, “de toda la vida”… desde que el hombre la domesticó en el Neolítico, hace unos 10.000 años, quizás más.
En la misma época en la que el ser humano transmutó uros en vacas y fieros lobos en perritos, se inició la domesticación de la planta que nos ocupa, y aún usamos hoy en día.
El oro rojo se reproduce por la división de sus cormos
El oro rojo u oro en hebras, que parece quiere decir azafrán en su origen árabe, o Crocus sativus que significa el Crocus (nombre que le daban los griegos probablemente prestado del arameo) cultivado.
Crocus sativus
Tanto ha ligado el azafrán su futuro y su suerte al ser humano, que ha perdido completamente la capacidad de reproducirse por semillas y depende de nosotros para perpetuarse. Se reproduce, únicamente, por la división de sus cormos (tallos acortados a manera de tubérculos o bulbos sólidos llamados popularmente, cebollas de azafrán). Para que nos entendamos, como por esquejes, igual que si cogiéramos un “tallico” de una planta y la “pincharamos” en otro sitio.
No todos los días
se come lo mismo que
Salomón, Cleopatra
o la Reina de Saba…
Por lo que el azafrán que consumimos ayer en la paella, (el que tuviera esa suerte) es el mismo individuo, genéticamente hablando, que el que consumió nuestro ancestro pulidor de hachas de piedra en el 8500 a.C. . No todos los días, se come lo mismo que Salomón, Cleopatra o la Reina de Saba…
El azafrán se toma como planta medicinal desde antiguo
Una vez alimentado nuestro espíritu regio, diremos que el azafrán era consumido no solo por hacer más atractiva una comida insulsa con su extraordinario aroma y color amarillo dorado, muy al contrario, es tomado como planta medicinal desde antiguo.
Se sabe que los egipcios ya la consumían con este fin y así lo refleja el Papiro de Ebers del reinado de Amenhotep I (1500 a.C.). En tiempos greco-romanos su comercio estaba tan extendido que hasta Plinio y Dioscórides dedican unos párrafos a los métodos para cualificar su calidad y descubrir su “adulterio”.
Afrodisíaco, además fortalece el corazón
Alcanza toda Europa en el Medievo, tiempo en el que se le atribuyen cualidades cardiotónicas, afrodisíacas e incluso se usa contra la peste. Asegurando Quer en siglo XVIII que “fortifica el corazón y los espíritus vitales y es eficaz para todas las enfermedades contagiosas y malignas”.
Mejora la calidad del sueño
Las sustancias carotenoides que contienen sus estigmas (crocetinas) han mostrado en estudios científicos actuales ser potentes antioxidantes y poseer, entre otras, cualidades anticancerígenas, de mejora de la calidad del sueño y disminución de la fatiga.
Ligeramente antidepresivo
Algunos estudios sugieren que es ligeramente antidepresiva. De hecho no es rara la costumbre, en países de norte Europa privados de sol como Suecia o Finlandia, de tomarlo con el café con leche de la mañana o en sus famosos bollos de canela para alegrar los tristes días plomizos.
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