• Orfidal, Valium, Trankimazin o Lexatin, del uso al abuso

    Son los cuatro jinetes, no del apocalipsis, pero sí de un abuso de las benzodiacepinas que está degenerando en adicción. Son rápidos, baratos y eficaces, pero una cosa es un tratamiento psiquiátrico frente a la ansiedad o una respuesta puntual al dolor y otra muy distinta es que estos medicamentos pasen a formar parte del día a día de la población. El psiquiatra Alfredo Guerrero advertía esta semana de las benzodiacepinas en las últimas jornadas sobre adicción de la Universidad de Castilla-La Mancha.

    benzodiacepinas
    • Lorazepam (Orfidal).
    • Diazepam (Valium).
    • Alprazolam (Trankimazin).
    • Bromazepam (Lexatin).
    • Clonazepam (Rivotril).
    • Clorazepato (Tranxilium).

    “O me tomo el Orfidal o no puedo ir a trabajar”

    El personal que trabaja en banca recurre a las benzodiacepinas los viernes, que es cuando tiene que presentar resultados; los docentes, empiezan el lunes, para afrontar la semana, y los políticos, en cualquier momento, para relajarse ante las grandes apariciones públicas. En este contexto, el psiquiatra Alfredo Guerrero insiste en que la medicación es el cuarto escalón frente a la ansiedad, no el primero.

    Orfidal, Valium, Trankimazin, Lexatin, Rivotril y Tranxilium son los nombres comerciales de los principios activos lorazepam, diazepam, alprazolam, bromazepam, clonacepam y clorazepato, las benzodiacepinas más consumidas. Se trata de fármacos eficaces, rápidos y baratos para tratar la ansiedad, pero cuando ha fallado todo.

    Así, el primer paso para resolver el estrés o la ansiedad consiste en recursos propios. “El ser humano tiene que aprender a vivir con el estrés”. Aunque la población del siglo XXI busque soluciones rápidas a problemas menores, no se puede recurrir a una pastilla después de una discusión, un problema laboral o una pérdida. Guerrero recuerda que cada persona tiene que contar con sus estrategias para afrontar los problemas. Si éstas fallan, están los psicólogos y, como tercer y cuatro paso están el psiquiatra y la medicación.

    Cuando las benzodiacepinas se convierten en un recurso imprescindible para afrontar el día a día, ya sea el trabajo o el simple hecho de conciliar el sueño, llegan la adicción y los problemas de concentración. En el caso de los ancianos, acaban sufriendo caídas por ese ‘aletargamiento’.

    Alfredo Guerrero.

    “El ser humano tiene que aprender a vivir con el estrés”

    “O me tomo el Orfidal o no puedo ir a trabajar”. Cuando una persona se enfrenta a estas tesituras, como ha recordado el Dr Guerrero, ha llegado el momento de pedir ayuda.

    Para este psiquiatra, el contexto que alimenta el abuso de las benzodiacepinas es el del “cortoplacismo”. La población está enganchada a los chispazos de dopamina de las redes sociales, a un mundo irreal. El día a día está lleno de complicaciones que hay que saber afrontar y resolver. De hecho, ante síntomas de ansiedad que no tengan detrás una enfermedad mental grave, este psiquiatra receta comida sana, vida en familia, ejercicio físico y dormir.

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