• Camina para frenar al “asesino silencioso”

    La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, que constituyen la primera causa de muerte. Sin embargo, pese a su gravedad y a que tiene una elevada prevalencia entre la población, la mayoría de las personas con hipertensión no muestra ningún síntoma, por lo que es conocida como el “asesino silencioso”. La concienciación y hábitos tan sencillos como caminar son dos potentes armas para frenar esta epidemia.

    El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha aprovecha la efeméride del Día Mundial de la Hipertensión, que se celebra esta semana, para recordar que el fisioterapeuta, como agente de salud puede ayudar tanto en la prevención como en la mejora de la calidad de vida de las personas que tienen la tensión alta.

    Y es que la fisioterapia puede ayudar a disminuir los niveles altos de tensión a través de recomendaciones hacia actividades y conductas más saludables como son el abandono del sedentarismo. Es aconsejable realizar una actividad física al menos 30 minutos al día. Esto ayudará a mantener un peso normal (reducción de la aparición de obesidad, colesterol alto o diabetes mellitus) y a gestionar mejor el posible estrés. Además, hay que introducir más desplazamientos a pie o en bicicleta en las distancias cortas, evitando el coche.

    Llevar una dieta sana y equilibrada también es fundamental. No sólo el hipertenso, la población en general debe reducir la ingesta de sal y grasas (especialmente saturadas), comer cinco piezas de fruta al día, consumir verduras y hortalizas de manera abundante, limitar el consumo de bebidas alcohólicas y azucaradas o evitar el tabaco.

    Aunque algunas sencillas pautas como estas pueden ayudarnos a evitar la aparición de posibles problemas de salud como la hipertensión arterial, a veces no basta con modificar hábitos, y algunas personas necesitan medicación bajo prescripción médica. Desde Coficam se recomienda acudir a un especialista ante cualquier duda. Y es que aunque los síntomas no se muestren fácilmente, problemas como dificultad respiratoria, dolor de cabeza persistente, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón o hemorragias nasales constantes pueden hacernos sospechar que algo no funciona bien en nuestro cuerpo.

    En la redacción de este artículo ha colaborado la fisioterapeuta Marta García Landete, colegiada Nº 821.

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