Envueltos en una doble pandemia, los pacientes de cáncer subrayan el apoyo psicológico que han encontrado en la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Y es que el cáncer es duro en cualquier contexto, desde el diagnóstico hasta el tratamiento, pero el coronavirus lo ha agrandado todo, incluso la soledad, de ahí que los pacientes, como María Ángeles Gómez, subrayen el papel de las psicólogas de la AECC tanto para los pacientes como para sus familias.
- María Ángeles Gómez tiene dos hijos, uno de ellos ya es médico y prepara el MIR en estos momentos. Le pide a diario que nunca olvide que detrás de los diagnósticos hay personas, por eso le pone como ejemplo al internista que le dio su primer diagnóstico acompañado de un abrazo, el Dr Luis Broseta.
“La psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer ha sido fundamental”
Así, para María Ángeles Gómez, lo peor “ha sido la soledad del hospital”. Como se podía valer por sí misma, el ingreso hospitalario más duro de la pandemia lo pasó sola para evitar exponerse al coronavirus. Sola recibió el diagnóstico del avance de su cáncer de pulmón y sola asimiló el impacto psicológico que supone la caída del pelo.
Almudena Haro, Valentina López, María Jesús y Blanca han contado su experiencia como familiares y pacientes al enfrentarse a un cáncer en el contexto COVID. Invitadas a un debate online por la Asociación Española Contra el Cáncer de Albacete, han coincido al destacar la importancia del apoyo psicológico que han encontrado en la AECC.
Han sufrido el miedo, la incertidumbre, el retraso de pruebas, el impacto económico y todo lo que ha conllevado el imprevisible coronavirus COVID-19, pero lo más duro ha sido una soledad en la que Eva Valero, María José Fernández, Isabel Saiz y Maite Martínez, las psicólogas de la AECC, han sido su red en lo que parecía una caída al vacío.
“Una limpiadora se saltó todo y me abrazó”
Para María Ángeles, diagnosticada de cáncer de pulmón en octubre de 2019 e ingresada a lo largo del estado de alarma permanente en el que vive la población, la peor de las experiencias ha sido recibir sola un nuevo diagnóstico. Tampoco puede olvidar el impacto emocional de perder el pelo cuando estaba sola en el hospital, pero tampoco borrará de su haber que “una limpiadora se saltó todo y me abrazó”.
Esta paciente de Villamalea se hizo socia de la AECC en su pueblo hace tantos años ni se acuerda. El tiempo le ha confirmado lo que ya sabía, que esta asociación es un apoyo imprescindible para los pacientes con cáncer. Para ella, el apoyo psicológico ha sido fundamental, pero durante esta pandemia la asociación también ha prestado apoyo social y económico a quien lo ha necesitado, así como ha seguido impulsando la investigación para una pandemia que carece, de momento, de vacuna, el cáncer.