
Los vehículos van cargados de material de cura e higiene
Pedro López decía el 1 de marzo desde su ferretería, en Chinchilla (Albacete), que había decidido llenar su furgoneta de ayuda para Ucrania y sus refugiados. Una semana después, lo que se ha convertido en una pequeña caravana entrará en el país en guerra después de que anoche alcanzara la frontera con Rumanía. Su intención no es otra que llevar su cargamento allí donde sea más necesario.

La furgoneta de Pedro López ha dejado parte del cargamento en un campamento de refugiados de Rumanía y ahora intenta entrar en Ucrania
La furgoneta de este exmilitar, ahora pequeño empresario de una ferretería, se ha convertido con el paso de los días en una caravana, cargada de material de cura e higiene, pero también de juguetes y dulces para los niños. Y es que Pedro López sabía lo que se iba a encontrar a 3.500 kilómetros de Chinchilla, lo mismo que vivió en 1999, cuando estuvo en los campos de refugiados de Albania y Yugoslavia.
Pedro López contaba esta mañana que después de dejar el cargamento de una de las furgonetas en un campo de refugiado de Rumanía, él y su equipo, que prefieren quedar en el anonimato, han decidido entrar a Ucrania con intención de llegar hasta quien más lo necesite.
Y es que la caravana albaceteña ha visto que los refugiados, instalados en grandes tiendas de campaña, tienen las necesidades básicas cubiertas gracias al sinfín de ONG que han desplegado a sus voluntarios.

La respuesta a la llamada de Pedro López ha ido más allá de Chinchilla
Todo el que quiera ayudar a Ucrania puede dirigirse, del 7 al 17 de marzo, a cualquiera de los puntos de recogida de los campus de la Universidad de Castilla-La Mancha y llevar ese material sanitario que tanta falta hace. Pero cuando Pedro López vio que Rusia invadía a Ucrania provocando el éxodo de madres con sus hijos pequeños, nadie sabía cómo canalizar esas ganas de ayudar.
A este exmilitar, afincado en Chinchilla, le vinieron a la memoria las situaciones que vio en los campos de refugiados de Albania y Yugoslavia en 1999. Por eso decidió que, aunque lo suyo fuera un grano de arena en el desierto, no iba a quedarse delante de la televisión.
Anunció en las redes sociales y en los medios de comunicación que iba a partir hacia la frontera de Ucrania con lo que cupiese en su furgoneta. Y no sólo llenó el vehículo antes de lo previsto sino que ha tenido compañía en lo que es una pequeña caravana de buena voluntad.
No sólo se ha volcado Chinchilla. Farmacias e incluso profesores de Universidad se pusieron en contacto con él para llenar ese vehículo que anoche llegaba a la frontera de Rumanía y esta mañana ve cómo entrar a Ucrania.