• Carcelén nos sube hasta Peña Negra

    Un día frío y lluvioso no evita disfrutar del senderismo en Carcelén para alcanzar el punto geodésico de Peña Negra

    El Autor

    Manuel Martínez Vergara

    Dentista licenciado en Cirugía y Medicina

    La semana pasada nos frenó la tormenta de arena del Sáhara, por eso este miércoles están los ánimos caldeados. Algunos de los andarines no estamos dispuestos a pasar otra semana en dique seco. Consultamos la página del tiempo y no tenemos escapatoria. Hacia donde tiremos, nos pilla la borrasca. Vemos un ligero claro hacia la zona de Carcelén. Ahí dirigimos nuestros pasos, ya que a mi acompañante le hace “tilín” una ruta por esos lares, posiblemente cuna de sus ancestros. Mientras el limpiaparabrisas del coche no para de moverse, veo que no recuerdo bien la última ruta por la zona, que iremos a la aventura.

    Carcelén Peña Negra

    Aparcamos el coche al pie de unas escalinatas de piedra nada más entrar a Carcelén. Nos pertrechamos para el agua y, paraguas en mano, recorremos las calles desiertas del pueblo. Es la hora de comer y llueve, pero aún así nos cruzamos con un lugareño al que saludamos amablemente.

    Vamos discurriendo por las calles empinadas de Carcelén hacia la parte alta de las eras, pues tenemos que subir al punto geodésico que está detrás del pueblo.

    La visión al pie de las rocas, lloviendo y con una densa niebla encima, es fantasmagórica. Vamos avanzando ya sin ascender y fijándonos en las formaciones caprichosas que tenemos sobre nuestra cabeza. El bosque que atravesamos nos transporta a cualquier cornisa del Pirineo. El avance es bonito, pero cansado. No lo recordaba así, por lo que decidimos mirar el mapa del IGN en un abrigo. Efectivamente, veo que la senda salió del camino que abandonamos al salir del pueblo y ahora la llevamos por debajo de nosotros, así que la recuperamos para subir al collado. Esto sí que es vida.

    Antes de llegar, nos encontramos con una cueva muy bonita que tuvo tiempos mejores, con grandes piedras caídas que formarían una pared, quizás para encerrar el ganado. Es la cueva de los Collados.

    La senda gira a la izquierda avanzando sin parar hasta ascender. Mientras, vamos oyendo ciertos quejidos en el aire, pero con la intensa niebla no vemos nada hasta estar encima: son los molinos de viento que, al verlos de cerca, nos parecen gigantes dispuestos a atacarnos ferozmente.

    Después del episodio quijotesco en la muela de Carcelén, hacemos cumbre en el punto geodésico Peña Negra, con 1.125 metros de altura sobre el nivel del mar. Vemos un trozo de teja en el suelo que dejaron otros excursionistas hace dos semanas. Es entonces cuando caemos, como nos pasó en el Volcán de Cancarix, en que deberíamos haber llevado en todas nuestras andanzas algunas señas de nuestra identidad y haberlas dejado en todos los puntos geodésicos que hemos visitado, que no han sido pocos.

    Seguimos por el camino de las molinetas entre la bruma hasta que encontramos un cartel de madera que indica una ruta por una senda. La tomamos sin saber a dónde nos llevará, pero con la secreta esperanza de que el destino sea el coche para volver a casa. Nos dejamos una bifurcación a la derecha que parece que va más lejos y, así, poco a poco, sin darnos cuenta, vamos bajando por un vallejo. La niebla cubre las dos muelas que protegen al pueblo.

    Restos de otoño en el inicio de la primavera

    La lluvia nos ha impedido encontrar un abrigo para el té de costumbre, así que nos adentramos en el pueblo. Encontramos una especie de parque con un lavadero, una fuente y bancos de madera con un cubierto estupendo. Ahí es donde nos recuperamos esta vez, libres ya de agua y sentados en un cómodo banco.

    Comentarios del té, de las pastas elegidas y temas de actualidad amenizan el rato hasta que empezamos a notar algo de frío al estar parados y un poco humedecidos por el agua y la niebla, aunque nuestras prendas han resistido perfectamente. Cogemos el petate y atravesamos todo el pueblo por la parte de abajo, cerca de la vega, con el frío en la cara y un radiador en la mente para cuando lleguemos a casa.

    Para llegar a Peña Negra desde el casco urbano de Carcelén, hemos hecho una etapa cortita, de unos 7 kilómetros, pero con un desnivel cercano a los 300 metros, lo que, sumado al agua y la niebla, nos ha parecido más. Y es que, a pesar del frío, nos ha merecido la pena. Más nos llovió en Morra Blancar y también disfrutamos.

    📍 Aquí puede consultar la ruta en Wikiloc

    ➡️ Tiene otras rutas en la sección ‘Senderismo’



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