• Casado con la ciencia

    Ha sido jornalero en los ajos y la vendimia, pintor y camarero para costearse su idilio con la ciencia y la química, ya que en España dejarlo todo por la investigación requiere muchas renuncias, pero hoy Carlos Romero Nieto ya ha conseguido más de 3,3 millones de euros para la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Hijo de albañil y de una auxiliar de Enfermería, natural de Socuéllamos, a este científico, de prestigio internacional ganado a pulso, se lo rifan tanto las universidades como la empresa privada, pero confiesa que está casado con la ciencia. Y, de momento, es hombre de una sola mujer, la UCLM, desde donde ya prueba nuevos y mejores tratamientos frente al cáncer.

    Pelo largo, piercing y vaqueros. Carlos Romero Nieto no guarda la estética de un científico al uso, pero está a la altura de los mejores.

    El científico Carlos Romero Nieto encabeza una apuesta millonaria para tratar el cáncer

    Pelo largo, piercing y vaqueros. Carlos Romero Nieto no guarda la estética de un científico al uso. De hecho, su currículum le da para que el ego llegara antes que él en la entrevista con Diario Sanitario, pero es humilde y cercano, un investigador, poco amigo de fotografías y protagonismos, que cuando no está entre sus fórmulas se sube a la bicicleta para pedalear sin descanso.

    En 2018, Carlos Romero Nieto fue uno de los doce científicos que conseguía en España la prestigiosa beca Ramón y Cajal. Dejaba un futuro más que prometedor en Alemania para cobrar la mitad en la joven Facultad de Farmacia de Albacete. Había contactado con cuatro universidades españolas, pero el entonces vicerrector de Investigación, Julián Garde, lo tentó con algo que no puede comprar el dinero. Regresaba a la Universidad de Castilla-La Mancha con un reto, dar un impulso a la investigación, demostrar que desde La Mancha también se pueden hacer grandes cosas.

    2010: la crisis borra su grupo de investigación

    Y es que en 2010 este científico vio cómo su grupo de investigación de la UCLM desaparecía borrado por la crisis. Consiguió una beca en Alemania que le abrió las puertas de una universidad que es el olimpo de los químicos, la de Heidelberg, la cuna de la química, donde se formó el inventor de la tabla periódica. Después de estudiar Química en Ciudad Real, cursando en menos de cuatro años una carrera de cinco; se doctoró en química orgánica entre Canadá y Ciudad Real.

    La química del fósforo cambiaría su vida, pero también la crisis. La década en Alemania lo llevó a una producción científica envidiable y a un afán por mejorar que no le daba tregua, pero es que reconoce que se sentía “como un pez chiquitín” trabajando en una universidad donde estaban algunos de los químicos más citados del mundo. Así, no paró hasta conseguir la habilitación como profesor, convirtiéndose en el primer español que lo lograba en la Universidad de Heidelberg.

    2018: Julián Garde lo tienta para regresar de Alemania

    Sin embargo, a un paso de ser catedrático en Alemania, aquella conversación con Julián Garde lo llevó a regresar a España, a Albacete, para empezar de cero. Retrocedía en estatus universitario y en ingresos económicos, pero tenía claro que su objetivo nunca había sido hacerse rico. Ganaba lo que tenía hoy, un equipo, que parece la ONU, con ocho científicos seleccionados por él de India, Alemania, Polonia y España. Con ellos ya ha patentado tres generaciones de fármacos frente al cáncer que en estos momentos se están probando en ratones y organoides (reproducciones artificiales de órganos).

    Premio Nacional de Investigación, Carlos Romero Nieto es, con sus cuatro idiomas, su ‘dote’ millonaria para investigar y sus más de medio centenar de artículos científicos, más que un buen partido para la UCLM.

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