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A 33 kilómetros y menos de 30 minutos en coche desde Albacete, se levanta la impresionante elevación rocosa sobre la que se asienta el Castillo de Peñas de San Pedro, símbolo de una población que enraiza en la Prehistoria. De hecho, cada campaña arqueológica descubre un nuevo tesoro. Visitarlo en una ruta circular que sale del pueblo apenas requiere dos horas, sin prisa, con buen calzado y ganas de aprender.
El senderista, una vez arriba, podrá hacer un recorrido partiendo desde la Prehistoria
El visitante que llegue a Peñas de San Pedro cuenta con un aparcamiento público donde dejar el coche. Así, siguiendo las indicaciones, sólo queda empezar la subida hacia el Castillo. El sendero obliga a mirar hacia arriba para ver la fortaleza, monumental desde la perspectiva del ascenso.
Y una vez arriba, se puede ver cómo las sucesivas excavaciones han sacado a la luz la historia del Castillo de Peñas de San Pedro, así como los miles de años anteriores a la fortaleza. Durante el paseo, se explica cada detalle, sin olvidarse de la devoción, tanto a la Santa Cruz, como a La Milagrosa.
El punto geodésico indica la altura de un castillo que domina cientos de kilómetros a la redonda. También sorprende la tranquilidad con la que pastan las cabras montesas, ya que un rebaño parece haberse habituado a la tranquilidad que da la altura desde donde se levanta la fortaleza.
Bosques de molinetas también dan forma al paisaje que se puede ver desde el Castillo, donde la clave está en ‘descubrir’ su historia a través de los mensajes que han dejado los arqueólogos y la Diócesis de Albacete.
Lo aconsejable es hacer la ruta circular para acabar cogiendo la senda que la da la vuelta a la impresionante mole de roca.
