
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), que participa en las reuniones del borrador del Estatuto Marco propuesto por el Ministerio de Sanidad, ha reiterado este jueves en una rueda de prensa el rechazo unánime que suscita en la profesión.

- Se oponen al borrador del estatuto: la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), que engloba a los Sindicatos Médicos de 14 comunidades autónomas más los territorios dependientes de INGESA, junto a Sindicato Médico Andaluz (SMA), Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), Metges de Catalunya, Sindicato Médico de Euskadi (SME), Sindicato O´Mega de Galicia, Asociación MIR España, Asociación de Médicos Unidos por sus Derechos (MUD Médicos), Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), el Foro de la Profesión Médica y otras agrupaciones y sociedades médicas.
En este sentido, y tras la comparecencia de la ministra de Sanidad anunciando algunos cambios que no se han concretado detalladamente «pero que quedan lejos de las reivindicaciones de CESM», la Confederación reitera la necesidad de una norma propia que recoja las especiales condiciones de formación y responsabilidad del personal facultativo en su desempeño laboral.
La confirmación de que el ministerio mantiene su compromiso con una reclasificación profesional que perjudica al colectivo médico, con un inaceptable régimen de incompatibilidades para Jefes de Servicio y Sección y para adjuntos en sus primeros 5 años de trabajo, y, especialmente, la escasa modificación de la norma en cuanto a jornada laboral y guardias, reafirman a CESM en su postura de que la única solución para retener talento en el Sistema Nacional de Salud y generar afección entre el colectivo médico es una regulación diferenciada que recoja sus especificidades como categoría profesional.
Maltratados
En este sentido, la profesión reitera este jueves que «la única solución para que el sistema de salud retenga y fidelice a unos médicos que se sienten cada vez más maltratados por la Administración son unas condiciones laborales que se regulen de manera específica en un Estatuto de la Profesión Médica».
De hecho, el colectivo considera que el texto que ha elaborado el ministerio, tal y como está, es un ataque directo a la profesión, «ya que deja completamente desasistido al médico con las propuestas que se hacen respecto a jornada laboral, reclasificación profesional y el régimen de incompatibilidad, cuestiones que, en el caso de las dos primeras, durante el largo proceso de reuniones de trabajo para debatir y recoger aportaciones de los representantes sindicales, se han dejado de lado sin ser sometidas a ningún tipo de negociación».
Además, recuerdan que son las autonomías las que tienen las competencias en Sanidad, de ahí que se dirijan directamente a ellas: «Apelamos a los servicios de salud autonómicos por ostentar la mayoría de competencias sanitarias y por tanto jugar un papel clave para trabajar en implementar estas reivindicaciones».
Otro punto de vista.
PURO CLASISMO DECIMONÓNICO.
El anacronismo elitista que exigen los sindicatos galénicos estimo que sitúan sus aspiraciones fuera del marco del ámbito constitucional y demás leyes que regulan la convivencia ciudadana. Resulta patético que, una vez más, basen sus pretendidas prebendas en un absurdo grado formativo de 6 años, que resulta imposible de sostener y justificar en pleno siglo XXI. Solo hay que observar las innumerables líneas de especialización que se les consienten, frente al injusto control a que son sometidos otras profesiones clínicas. Utilizar una formación que no redunda en una mejor atención sanitaria, que solo sirve para mantener esferas de poder, considero que es inmoral.
Dicen estos “sindicales” que la reclasificación les perjudica, pero, sin embargo esta les mantiene el mismo nivel que han tenido hasta ahora. Por el contrario, la actual clasificación no contempla el acceso al grado académico de otros profesionales, producido hace unos años.
Bajo una óptica caciquíl, no dudan en pedir una “regulación diferenciada”. Creo que la única especificidad a que se han hecho acreedores, especialmente tras la pandemia, es a que se les someta a un mínimo control laboral. En primer lugar, exigiendo a muchos de ellos, por un lado, el cumplimiento de su horario de trabajo, y por otro, un mínimo rendimiento laboral, a ser posible, similar al que desarrollan en sus jornadas de tarde en los negocios sanitarios.
Como ya señalé hace un tiempo, resulta que los que se sienten “maltratados”, resultan ser los auténticos maltratadores, incapaces de trabajar en equipo junto a otras ramas profesionales clínicas. También son incapaces de entender estos “maltrechos galenos” que la organización sanitaria gira en torno al paciente, y no debe orientarse a sus egoístas fines.
Hablan igualmente de retener y fidelizar al médico para permanecer en el sistema de salud, cuando España se sitúa entre las naciones mejor dotadas de galenos. Me pregunto si hay alguien que controle mínimamente su productividad, dado la disminución de rendimiento que es fácilmente detectable y palpable.
Es hora ya de que nuestros representantes ciudadanos despierten ante tanta fantasía y engaño como airean las organizaciones sindicales médicas. Lo pueden hacer dando infinidad de datos que demuestran el anacronismo en que vive la profesión médica. Seguir cediendo ante el rancio y casposo poder “facultativo”, es abocar a nuestro sistema sanitario público hacia su inviabilidad. Y como todo tiene un límite, cuando nos queramos dar cuenta, es posible que observemos que la sanidad pública ha desaparecido.
La solución no es tan difícil como puede aparentar. Desmedicalicemos la administración y gestión sanitaria. Pongan a fichar en sus turnos de trabajo a estos “sufridos” profesionales. Den a conocer a la sociedad el rendimiento actual de estos supuestos esclavos -a juzgar por la noticia anterior-, en comparación a su productividad de hace unos años.
En fin, considero que no es democrático que las organizaciones políticas y sindicales, consientan tantas mentiras y falsedades de un incívico colectivo que ejerce la soberbia y el despotismo.
En primer lugar, no hace falta ser un pedante para publicar una opinión personal; si realmente quiere usted llegar a la mayor cantidad de gente, podría usted utilizar la palabra médico en lugar de galeno, ventajas o beneficios en lugar de prebendas, y así un largo etcétera; querido amigo, cuando usted utiliza términos como rancio, casposo… Para referirse al gremio médico, al que pertenezco, entiendo que lo hace sin conocer de primera mano lo que significa ser médico; evidentemente, evidentemente, que la formación académica es la introducción válida y totalmente necesaria para defender que, efectivamente, si de méritos estamos hablando, ya es un punto a nuestro favor con el que sentarse a negociar y que, le guste o no, efectivamente está por encima de los emritos aportados por otras profesiones que trabajan dentro del sistema sanitario; repito, no le quepa duda de que obviamente conocemos este hecho y defenderemos su valor, simple y llanamente porque verdaderamente lo tiene; segundo, y mucho más importante, la RESPONSABILIDAD como médicos asumimos, desde el más hábil (puedo usar la palabra ducho si hábil no le parece suficientemente precisa), hasta el más zoquete, que los hay (como en todos los ámbitos laborales y vitales, creo que en eso estaremos de acuerdo); digo que asumimos una responsabilidad a todos los niveles que no asume NINGÚN OTRO COLECTIVO; la responsabilidad no solo personal (emocional, ética o moral), sino legal, y esto es muy importante, no la tiene absolutamente nadie más, y si me apura, creo que se contarían con los dedos de una mano profesiones que tengan que hacer frente a esta situación; si a usted esto le parece elitista, es porque LO ES; así que sólo me queda agradecer a nuestros colegas enfermeros que hayan levantado la voz para pedir mejores condiciones, gracias porque eso nos ha hecho darnos cuenta de lo poco que habíamos luchado por las nuestras; gracias a usted por hacernos ver cómo elitistas, porque desde luego nuestra posición debe estar mucho más cerca de ese elitismo que con tantas ganas usted rechaza; estamos dispuestos a negociar, pero evidentemente sabiendo las bazas que tenemos y la presión que podemos hacer; un saludo, espero que la próxima vez que me dirija a usted sea para que me felicite por un nuevo estatuto médico que ponga las cosas en su lugar, cobrando mucho más de lo que cobramos ahora, descansando mucho más de lo que cobramos ahora.. Y sobre todo, para que quede constancia de que efectivamente somos FUNDAMENTALES y como tal se nos ha de tratar. Un saludo.