
Claudia Gambarruta es un ciclón, un huracán de la Medicina Interna y la Neumología, sus dos especialidades, y una referencia de los Cuidados Intensivos. A lo que hay que sumar que ha liderado la jefatura de las tres secciones en el Hospital Nacional de Parapléjicos. Esta argentina aterrizó en España hace más de tres décadas para dejar una estela difícil de seguir.

Neumóloga e internista, Gambarruta ha llevado la batuta de tres especialidades
Se jubila después de 34 años en el hospital toledano
Aunque ronde los 70 años, la Dra Claudia Gambarruta tiene una energía contagiosa que, mezclada con ese acento que no ha perdido, con la velocidad al hablar y la pasión al referirse a su trabajo, hacen que engañe al almanaque. Pero el caso es que se ha jubilado septuagenaria en el hospital que se ha convertido en su casa. De hecho, la despidieron por todo lo alto hace una semana y ya ha vuelto de visita, porque parte de ella siempre estará en el Hospital Nacional de Parapléjicos, con unos compañeros que han sido su familia española y con unos pacientes a los que ha visto crecer.
Española y argentina a partes iguales, ya que ha pasado 35 años en cada país, Claudia Gambarruta aterrizó en Madrid en diciembre de 1989, cuando la agencia de noticias Reuters trasladó a su marido. Acabó en el Hospital Nacional de Parapléjicos, en Toledo, por pura casualidad, a través de un amigo anestesista. Llegaba en el verano de 1991 y se ha marchado en el invierno de 2025.
«Es terrible, no me puedo sacar de encima a tu persona»
Durante estas más de tres décadas, la Dra Gambarruta ha sido pionera, una referencia en la implantación del marcapasos diafragmático en lesión medular.
Con esa tenacidad, como dice ella, mezcla del carácter porteño y la chulería madrileña, ha luchado por cada uno de sus pacientes. «Es terrible, no me puedo sacar de encima a tu persona», ha dicho una y otra vez a esos pacientes que ha visto crecer y ganar en calidad de vida, esos que empiezan siendo un historial y acaban en la categoría de amigo.
Y es que si bien el Hospital Nacional de Parapléjicos es pequeño, familiar, tiene en su medio siglo de andadura más de 94.000 historias clínicas, muchas de ellas con la impronta de Gambarruta y de su mentor, el Dr Jesús Mazaira Álvarez.
Un referente
Gambarruta también ha sentado escuela en la ventilación mecánica de pacientes con lesión medular cervical, sin olvidar la implantación de marcapasos diafragmáticos o cómo mantuvo el COVID a raya y cómo lo trató con heparina para evitar los temidos trombos. Pero deja el testigo a quien ha definido como un neumólogo brillante, formado en el Gregorio Marañón, el Dr José Rafael Terán.
A partir de ahora, este ciclón de la medicina trabajará en la sanidad privada de lunes a miércoles, ayudará, como siempre, a quien se lo pida, compartirá sus apuntes y se moverá entre Madrid, Buenos Aires y Nueva York, donde está su hijo.
Le gustaría vivir para ver cómo se repara la lesión medular, sin embargo, es realista, sabe «que estamos a nivel rata», que hace falta una apuesta por la investigación enorme y más tiempo.
De momento, sabe que su familia española, esos profesionales que la despidieron la semana pasada entre risas y lágrimas, irán más allá del terreno laboral para que los pacientes del Hospital Nacional de Parapléjicos ganen en calidad de vida. Ya caminan con exoesqueletos, el siguiente paso, ya se verá.



