El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha presentado, en una jornada en el Ministerio de Sanidad, el estudio Transaludes, llevado a cabo por un equipo de la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII. El mismo pone de manifiesto que cuatro de cada diez participantes en el estudio manifiestan que sus profesionales de la salud no saben cómo atender al colectivo.
La investigación está liderada por la científica del ISCIII María José Belza. Ella ha resumido en la jornada los principales resultados del trabajo y ha moderado una mesa redonda con personas expertas en la materia.
Transaludes es el primer estudio en España que ha analizado a nivel nacional el estado de salud de las personas trans y/o no binarias. Su objetivo es aumentar el conocimiento sobre la salud de esta comunidad y facilitar posibles mejoras en su acceso a los servicios sociosanitarios.
El estudio Transaludes está financiado por el Plan Nacional sobre Drogas (PND) y por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través del ISCIII.
Con la investigación, se trata de paliar una carencia en torno al estudio de la identidad de género y la orientación sexual. Ámbitos que no están recogidos en la mayoría de las estadísticas y estudios de salud nacionales. Por lo que existe un gran desconocimiento acerca de las necesidades específicas de salud del colectivo LGBTIQA+. Y, en concreto, de las personas trans y/o no binarias.
Belza ha explicado que, hasta el momento, “en España hay poca información que permita cuantificar a nivel nacional el estado de salud y las dificultades por las que pasan las personas trans y/o no binarias a la hora de recibir servicios adecuados a sus necesidades de salud”.
En la presentación del informe ha participado la directora de la División de VIH del Ministerio de Sanidad, Julia del Amo. También Francisco González, subdirector del Comisionado de Salud Mental; Jimena González, diputada de la Asamblea de Madrid. Y Alberto Martín, coordinador de Área de Derechos LGTBI en el Ministerio de Igualdad.
Perfil de las personas participantes
El 35% de las personas participantes en este estudio son hombres trans. El 23% mujeres trans y el 42% personas no binarias, con una edad media de alrededor de 26 años.
El estudio incluye información sobre la experiencia de las personas trans y/o no binarias en relación con su visibilidad social y con los procesos administrativos y médicos de transición. También sobre su estado de salud física y mental. Su uso de servicios sanitarios; las barreras para acceder a estos servicios; o las necesidades sanitarias no cubiertas. Y las situaciones de violencia y discriminación a las que el colectivo se enfrenta y sus repercusiones en su salud. Así como en la capacidad de utilizar servicios públicos en general y, en concreto, sanitarios.
El equipo de investigación destaca la importancia de abordar la salud de las personas trans y/o no binarias desde la despatologización. Entendiendo la identidad de género como parte de la diversidad humana y no como una enfermedad o trastorno, y con un marco no estigmatizante. “Es importante entender que la salud, y especialmente la salud mental, está muy influenciada por las situaciones de discriminación y otros tipos de violencia a las que las personas trans se enfrentan”, recuerda Belza.
Resultados de la investigación
La encuesta Transaludes revela que sólo el 10% de las personas trans y/o no binarias se habían visibilizado en todas las esferas de su vida. Y que un importante porcentaje no había podido realizar los cambios de nombre o de sexo registral que deseaba. Tanto por miedo al rechazo como por barreras en el proceso administrativo, especialmente entre las personas no binarias.
Respecto a los procesos médicos de transición, también un gran porcentaje de las personas que querían realizarlos refirió en la encuesta no llevarlos a cabo por diferentes motivos. Entre ellos, destacan la preocupación a la discriminación a la que pudieran enfrentarse. Y las barreras sanitarias y largas listas de espera en la sanidad pública, que hicieron que dos tercios de las personas que habían realizado alguna transición quirúrgica acabaran haciéndolo en la sanidad privada.
Además, tanto las personas con diagnósticos de salud mental como las que tienen un peso corporal considerado socialmente como elevado, se enfrentan a barreras específicas. Las mismas le dificultan aún más el acceso a la transición.
Por otro lado, cuatro de cada diez participantes en la encuesta manifestaron que sus profesionales de la salud no sabían cómo atender al colectivo. Y una de cada diez indicó que el personal que les atendió consideraba que ser una persona trans o no binaria es una enfermedad.
La proporción de personas del colectivo que considera que su estado de salud es bueno o muy bueno es inferior a la de la población general de su misma edad, según refleja el estudio.
El estudio Transaludes cuenta como principal fortaleza con el hecho de que es la primera investigación nacional sobre salud en personas trans y/o no binarias con un importante tamaño muestral y con participación de personas de todas las comunidades autónomas y tanto de zonas urbanas como rurales.
En cuanto a las posibles limitaciones, el estudio contó con una baja proporción de personas mayores de 50 años. Asimismo, al realizarse exclusivamente en formato online, la metodología podría haber restringido la participación de personas afectadas por la brecha digital o en situaciones de mayor exclusión social.
Salud mental
Transaludes revela especialmente problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, debido a la discriminación estructural que sufre este colectivo. Los datos obtenidos sobre ideación e intentos autolíticos son especialmente preocupantes en población tan joven y muestran que la capacitación del sistema para atender la salud mental del colectivo es urgente.
Además, algo más de la mitad de las personas refería que no podían cubrir sus necesidades de atención en salud mental por motivos económicos.
Por otro lado, el alto número de hombres trans y/o personas no binarias asignadas mujer al nacer que nunca ha acudido a consultas de ginecología muestra que pueden existir importantes barreras de acceso a esta especialidad.
Por otro lado, la práctica totalidad de las personas trans y/o no binarias participantes había sufrido algún tipo de violencia tránsfoba o discriminación por su identidad de género a lo largo de su vida. Casi la mitad de las personas participantes habían sido agredidas físicamente en algún momento. La encuesta refleja que estas agresiones tuvieron repercusiones en la salud de ocho de cada diez personas que las sufrieron.
En torno a esta problemática, Transaludes revela que las cifras de violencia sexual contra el colectivo dentro y fuera de la pareja también fueron muy elevadas: “Estos datos son muy superiores a los de las personas que llegan finalmente a denunciar y muestran la necesidad de desarrollar programas de prevención, detección y protección frente a la discriminación y violencia hacia las personas trans y/o no binarias en todos los ámbitos”, concluye el equipo del estudio.