
El pasado 30 de julio el Colegio Oficial de Enfermería de Albacete publicó la convocatoria de elecciones para los cargos de su Junta de Gobierno que representarán a unas 3000 enfermeras. El proceso electoral concede 5 días naturales –del 31 de julio al sábado 4 de agosto- para la presentación de candidaturas. Sin anuncio previo. Sin otra noticia, ni otro comunicado más que la exposición pública en la Sede colegial y según se ha afirmado, en la página web en ese tiempo.
Como se puede constatar, casi ningún colegiado ha tenido conocimiento de tan importante información hasta que la noticia salta a las Redes sociales, con un Tweet del 16 de agosto que, inmediatamente, se difunde informando a las enfermeras de Albacete. Demasiado tarde. Convenientemente tarde, como en las anteriores y no participadas elecciones: la última con convocatoria para el 20 de diciembre de 2013.
Todo ello conforme a unos Estatutos colegiales redactados ad-hoc, es decir, de tal hechura que permiten afirmar que “todo se hace en tiempo y forma”. El texto actual –salvo la para mí desconocida modificación de 2017- es de 2013 y fueron sometidos a la consideración de la asamblea de colegiados una tarde de un viernes de ese verano, no recuerdo que asistiera nadie dada la fecha, pero yo fui, por indignación y con notas, fui. El texto, sin modificación alguna con 1 voto en contra, se aprobó por los votos de la Junta de Gobierno, que era la misma.
En esta ocasión, ¿qué ha pasado? Renuncio a centrar la discusión en la adecuación de la letra al texto normativo, al cumplimiento de los mínimos que las normas nos imponen, a la justificación burocrática, al discurso de los recursos administrativos y judiciales que pudieran caber. La realidad es otra, amplia y concierne a la ética de los máximos. Viene de la mano de la legitimidad que la representación de los compañeros debe tener y que sólo cabe en el ser elegido. Y esto sólo es posible si se respeta el derecho y el tiempo para formar candidaturas que se presenten a los enfermeros y enfermeras, matronas y matrones de Albacete.
Nuestro colegio no es una empresa, ni una administración con la que nos relacionamos como clientes o usuarios
Nuestro colegio no es una empresa, ni una administración con la que nos relacionamos como clientes o usuarios. El colegio es la reunión, la asamblea de las enfermeras que debaten, que colaboran, que estudian e investigan, que se dan reglas a sí mismos, de comportamiento, de calidad en el ejercicio de la profesión, de progreso. Y que son visibles, que se muestran con su mejor cara a la sociedad: a los pacientes y a los demás sanitarios.
Este proceso electoral carece de los tiempos precisos
Este proceso electoral carece de los tiempos precisos para presentar proyectos, formar equipos, recoger y debatir las propuestas, presentar a los candidatos: su trayectoria, sus valores, sus ideas y después, votar. Elegir entre las opciones. No proclamar –qué mal suena, casi parece aclamar-
El proceso electoral es un medio para un fin: que nos representen con honor algunas de nosotras, que sean y se comporten con la misma exigencia de calidad, de transparencia, de rendición de cuentas, de buen gobierno, de respeto, de diálogo y atención que cada enfermero y enfermera tiene en su puesto de trabajo. Eso es estar en los máximos.
Pregúntese a qué otros fines sirve
Si el proceso electoral no conduce a este fin, pregúntese a qué otros fines sirve. Legalidad y legitimidad son cosas distintas. Cada uno de los candidatos debéis optar: mínimos o máximos. Vosotros sí podéis elegir.