Un día de alerta por viento, en plena campaña electoral, las máquinas han entrado en el Hospital General Universitario de Albacete para tirar uno de sus edificios anexos, el CAS. Las promesas políticas hablan de menos de tres años y más de cien millones de euros para una obra que arrastra más de una década de retrasos.
Este importante paso, la demolición de un edificio de más 11.000 metros cuadrados, sólo tiene un pega, tal y como advierte la Plataforma por un Hospital Público Digno por Albacete, que el centro sanitario se hace más pequeño sin presupuesto para ampliarlo.
Y es que se han trasladado más de cien trabajadores de las áreas de Registro, Docencia, Formación Continuada, Calidad, Gestión de la Investigación y Comunicación, así como sindicatos. Pero si bien la demolición ya es un hecho, los trabajadores se quejan de que han perdido el salón de actos y las zonas de docencia o extracciones sin que haya un plan alternativo. De hecho, se está sacando sangre en una sala de espera.
La clave ahora está en presupuestar para reconstruirlo
El espacio que actualmente ocupa el CAS tiene unas dimensiones de entre 11.000 y 12.000 metros cuadrados que, una vez finalicen las obras, estará conectado con el edificio principal del Hospital, albergando en su interior un Hospital de Día Polivalente, un Hospital de Día Oncohematológico, una Unidad de Dolor, sala de endoscopias y varios quirófanos de cirugía mayor ambulatoria, entre otras dependencias.
Desde 2011 intentándolo
La demolición del CAS, las primera del Hospital, estaba prevista para antes de las elecciones de 2011.
Sin embargo, en diciembre de 2018, el Gobierno de Castilla-La Mancha anunciaba, una vez más, que licitaría las obras antes de las elecciones para que Albacete tuviese la ampliación del hospital, con 102 millones de euros, en un plazo de tres años. De momento, la demolición ya es un hecho, pero el presupuesto para la reconstrucción será responsabilidad de quienes ganen las elecciones regionales.
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