• ¿Puede afectar el COVID a la placenta en un embarazo?

    Un estudio de especialistas del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Infanta Leonor de Madrid, pertenecientes a la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), señala que el contagio por el virus de la COVID-19 en embarazadas puede producir un incremento del grosor de la placenta. Así como del flujo sanguíneo venoso umbilical.

    placenta embarazo covid

    Varias infecciones virales causan cambios en la placenta. Sin embargo, los estudios que examinan los efectos del COVID-19 en mujeres embarazadas, sus placentas y sus bebés siguen siendo limitados. Mientras que los estudios ecográficos en gestantes con SARS-CoV-2 son prácticamente inexistentes. Hasta el momento, los principales estudios de placenta coronavirus describían hallazgos histopatológicos –obtenidos a partir del estudio de tejidos–, que describen signos de mala perfusión vascular. Entre otras alteraciones.

    De la mano de este trabajo de investigación se pretendían describir los principales hallazgos placentarios. Así como las consecuencias hemodinámicas fetales. Y hacerlo mediante el uso de la técnica ecográfica en las gestantes positivas en SARS-CoV-2, en la ecografía, durante los tres trimestres de embarazo.

    Para la realización de este trabajo se evaluaron cincuenta y siete gestantes con PCR positiva por SARS-CoV-2e. Eran positivas en el momento de la ecografía o en el mes anterior. Y otras 110 gestantes con PCR negativa, que sirvieron como grupo control para realizar la comparativa.

    Se analizaron: biometría fetal y grosor de la placenta. Así como lagos placentarios –cúmulo de sangre a nivel del tejido placentario– y parámetros registrados mediante el uso de eco-doppler venoso umbilical. Incluido el área transversal de la vena umbilical. También diámetro de la vena umbilical, radio de la vena umbilical, velocidad de la vena umbilical y flujo venoso umbilical.

    El flujo sanguíneo venoso umbilical puede considerarse una medida directa de la cantidad de oxígeno y nutrientes que llegan al feto a través de la vena umbilical, que es el único vaso que lleva sangre desde la placenta hasta el feto. Este estudio midió el flujo sanguíneo venoso umbilical para determinar las repercusiones hemodinámicas fetales de la infección placentaria por SARS-CoV-2.

    Resultados constatados

    Tras el análisis de los datos obtenidos, se constató que el grosor de la placenta fue significativamente mayor en las embarazadas con SARS-CoV-2 que en grupo control en los tres trimestres.

    Dato también fue mayor en el resto de parámetros anteriormente citados. Cabe resaltar que no se encontraron diferencias en la biometría fetal, ni se comunicaron casos problemas de crecimiento intrauterino o muerte fetal.

    Los hallazgos ecográficos placentarios obtenidos se correlacionan con los descritos en estudios histopatológicos. Ello evidencia la utilidad de esta técnica ecográfica no invasiva para detectar alteraciones en la placenta. Asimismo, ante los hallazgos ecográficos encontrados de posible mala perfusión vascular en la placenta, se esperaría encontrar una disminución en el flujo venoso umbilical (FVU), la cual no se observa.

    La velocidad de la vena umbilical fue significativamente mayor en el grupo de gestantes con infección por SARS-CoV-2

    “En nuestro estudio, la velocidad de la vena umbilical fue significativamente mayor en el grupo de gestantes con infección por SARS-CoV-2 que en el grupo control en los tres trimestres”. “Esto provoca un aumento del flujo venoso umbilical independientemente de la edad gestacional en la que se produzca la infección”. “Estos hallazgos se correlacionan perfectamente con los estudios anatomo-patológicos que describen un proceso inflamatorio placentario inducido por el SARS-CoV-2 que penetra en la placenta”.

    “En el contexto del proceso inflamatorio, parece existir un mecanismo compensatorio a nivel placentario, que origina un aumento de la velocidad media de la sangre de la vena umbilical y el consiguiente aumento del flujo umbilical que garantiza el aporte de nutrientes necesario para el desarrollo y crecimiento óptimo del embrión y feto. El trofoblasto, la unidad celular de la placenta, no sólo reconoce los microorganismos e inicia una respuesta inmunitaria, sino que también puede producir péptidos antimicrobianos y, por lo tanto, protegerse activamente contra los patógenos, como en el caso del SARS-CoV-2, por lo que la placenta parece tener un papel protector frente al virus”, como lo expone la doctora Eva Mª Soto Sánchez.

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