• La encrucijada del ‘Cuco Cascabel’

    El profesor de la Facultad de Enfermería Rigoberto López propone el Cuco Cascabel en una sencilla y sorprendente ruta senderista

    El Autor

    Rigoberto López Honrubia

    Profesor de Psicología de la Salud en la Facultad de Enfermería

    Por la carretera de Pozuelo nos desviamos a la derecha al terminar las oliveras de La Losilla (Km 23 de la AB-518), un poco antes del cementerio. Hoy es una convocatoria atípica, el hombre brújula se ha ido de pesca, y ante la llaneza de la ruta se han apuntado Pilar y Juan. Los otros tres resistimos. Vamos a una zona entre Pozuelo, San Pedro y Balazote, donde la concentración parcelaria tejió una retícula de cuadrados, con rectos y largos caminos. Y donde las avutardas acaban de hacer sus ruedas nupciales.  

    Desde la Casa del Zoco

    Es una tarde soleada con oleaje, las cebadas, predominantes en la zona, se mecen marcando el paso al baile con Pilar. Las nubes algodonosas cambian constantemente y se desplazan con rapidez. Al llegar a La Casa del Zoco, aparcamos y nos pertrechamos.

    Por el Haza de la Fraila, un pajizo de águila imperial nos escolta y una liebre nos marca el camino. Entre pequeñas plantas olorosas que crecen en un terreno baldío, donde también salen las setas de cardo, cruzamos La Rambla de Cañada Honda y llegamos al Molino de los Huertos, de los más antiguos de la zona y en el que aún quedan piedras de sillería en la acequia que lo alimentaba.

    Escudriñamos sus rincones, ahora ocupados por higueras y olmos, nos sorprendemos con construcciones de piedra seca que aún mantienen el techo en alguna dependencia, oímos el chapoteo de una piedra en el aljibe, y finalmente nos acercamos hasta el Mironcillo para visitar una bodega donde se debió elaborar un buen caldo.

    Aún quedan algunas cepas cercanas, pero ahora son los almendros y oliveras los que producen. La puerta de madera de la entrada, bajo un dintel de sabina, está abierta e invita a ser traspasada. Pero en la antesala esta su guardiana, Kaa, que invita a la prudencia.

    ¡Una señora bicha de escalera!

    Camuflada, tomando el sol de la tarde, no escapa a los ojos rápidos de Pilar que da un salto atrás y un gritito de alarma identificando su posición, ¡una señora bicha de escalera! que, ante la llegada del resto del grupo, se desliza hasta su cercano agujero sin entrar en más contienda, dejándonos vía libre para bajar a la cueva.

    Tras la visita, regresamos por donde vinimos y al cruzar la acequia de Los Huertos, seguimos campo a través en dirección a Los Llanos de La Rada para visitar el segundo objetivo, unas construcciones de piedra muy peculiares, entre cucos y majanos, a los que se sube por escaleras o piedras voladas que van dándole la vuelta hasta arriba, en donde hay un espacio cóncavo para la observación, no sabemos de qué.

    Alguien con sorna diría que ahí los pastores ponían sus telescopios para mirar las estrellas, y no me parece mal plan. Hay tres cercanos y en relativo buen estado, y hasta ocho en línea recta, aunque la mayoría derruidos. Al abrigo de su base, sentados en matas de esparto, compartimos el té de la tarde y alguna otra cosilla. Y nos adentramos en la Rada, una dehesa llana plagada de esparto, romero, conejos, perdices, carrascas y chaparros. 

    Llegamos a la Casa del Mirador, construcciones blancas probablemente para uso de cazadores, que está a tiro de piedra de la Vía Verde (tercer objetivo), aunque decidimos frustrarlo porque se va haciendo tarde. Perplejos con el correteo y aleteo de tantos pobladores, volvemos a pasar por los majanos buscando el último objetivo de la ruta, el Cuco Cascabel, una construcción con pinta orientalizante, dormitorio de palomos y panteón de una oveja.

    Restos del pasado

    Con el sol poniéndose, cruzamos un bancal recién labrado que huele a tierra fresca y visitado por cernícalos en busca de alguna lombriz y otras exquisiteces. Llegamos al coche y emprendemos la retirada, pasando por el Mirón sembrado de pistachos, las Cuevas del Molino de las Dos Piedras y finalmente San Pedro, en donde Pilar decide quedarse con sus tíos y la camada reciente de gatos, en tanto nosotros nos reponemos en el bar del Moncho, con el atento servicio de Luis Ubaldo.

    Otro Luis, se une al festejo y, tras su divertido monologo, nos sugiere una nueva ruta por estas tierras guiada por él, y con merienda incluida en su chozo. Veremos si cumple.

    Ha sido una tarde diferente, variopinta, aireada y con plan renove. Hemos andado algo más de 13 km en casi 4 horas. Para terminar, al recoger a Pilar, mi hermanico me da planteles de tomate, negro de Crimea, del terreno, morado de Alcaraz, y corazón de buey, que viajarán a Peralejos, Casas de Juan Núñez, una terraza de Albacete y, fundamentalmente, a mi huerto.

    cuco cascabel
    Mapa de la ruta hacia el Cuco Cascabel.

    ▶️ Consulte aquí la ruta en 📍 Wikiloc

    ▶️ Aquí puede adentrarse en la sección ‘Senderismo’

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