• Después del daño cerebral

    El daño cerebral no suele avisar, causando a los supervivientes toda una cascada de secuelas con las que tienen que lidiar en lo que se convierte en una nueva vida. Un ictus, un accidente de tráfico o un tumor pueden llevar al cerebro a tal impacto que sea un reto caminar de nuevo; aprender a leer o guardar el equilibrio. Con motivo del Día del Daño Cerebral y con la ayuda de la asociación ADACE Castilla-La Mancha, ponemos caras a las cifras de esta patología. En España viven más de 435.000 personas con daño cerebral adquirido, la mayoría afronta alteraciones físicas, sensitivas, cognitivas y en la comunicación.

    Enfrentarse al daño cerebral desde los 9 años

    daño cerebral

    María Vega es hoy una mujer independiente, una jardinera. Desde 2018, tiene su domicilio en la vivienda tutelada que ADACE tiene en Albacete. Y es que a los 9 años, esta joven se enfrentó a un meduloblastoma. La cirugía, así como la quimioterapia y la radioterapia la curaron de su cáncer, pero le quedaron secuelas de memoria, atención y coordinación. Ahora tiene 30 años y se dedica a lo que le gusta, la jardinería. Además, forma parte de Los Guachis, los artistas de la planta de Oncohematología del Hospital General Universitario de Albacete. La lectura, el arte y el cine también están entre sus pasiones.

    Un sueño: volver a tocar el saxofón

    daño cerebral

    Mari Paz Mariblanca sufrió un ictus en julio de 2020. Desde entonces, todo han sido pequeños pasos para alcanzar una meta, volver a tocar el saxofón. Lo reconocía a Diario Sanitario mientras se entrenaba soplando un globo en el centro que ADACE tiene en Ciudad Real. A sus 49 años, es una más de esas mujeres para las que no hay explicación. Un día estaba bien y al siguiente se encontraba en el Instituto de Enfermedades Neurológicas de Guadalajara para recibir tratamiento rehabilitador

    Tiene secuelas cognitivas, tanto de atención como de memoria, y hemiplejia izquierda que le causa una dependencia moderada. Formaba parte de la Banda Municipal de Música, a la que sueña con volver.

    “Lo importante es luchar cada día para no empeorar”

    daño cerebral

    Todd Blomberg, americano residente hace más de dos décadas en España, fue el primer ingresado por COVID-19 en la provincia de Cuenca. Afectado por una neumonía bilateral, acabó intubado. Sobrevivió, pero se enfrenta a una neuropatía sensitivo-motora mixta o, como dice él, tiene que volver a aprender a leer y a escribir y si deja de pedalear olvida cómo se montaba en bici. En su caso, “lo importante es luchar cada día para no empeorar”. De hecho, atendía a Diario Sanitario, por teléfono y en un castellano casi perfecto, mientras trabajaba en el campo de un amigo del que ya es su pueblo, Tarancón (Cuenca).

    El equipo profesional de ADACE en Cuenca ha trabajado con él para ayudarle a recuperar la autonomía en diversas actividades de la vida diaria, mejorando las funciones sensoriomotoras a nivel más físico y sus habilidades cognitivas alteradas, además de darle apoyo psicológico para la comprensión de secuelas tanto a él como a su familia.

    “Lo que más nos afecta es la secuela emocional”

    A todos los pacientes les cambia la vida. Antes del daño cerebral que le provocó un ictus, María del Carmen Yolanda González era médico en Guadalajara. Dos años después, a sus 62 años, se enfrenta a una hemiplejia izquierda y a dificultades en la velocidad de procesamiento. Sin embargo, para ella, lo más duro es la secuela que no se ve, la emocional.

    Y es que cuesta aceptar que nada va a ser como antes, como asumir que no vas a volver a conducir. En su caso, tampoco se encuentra explicación física a su ictus, que se achaca al estrés, de ahí que insista en la importancia de tratar tanto las secuelas motoras como la salud mental. Para ella, lo mejor de haber sobrevivido al ictus es la oportunidad de ver crecer a su nieto.

    “La actitud de mi hijo Chechu es brutal”

    Jesús Garzón, ‘Chechu’, es famoso en Toledo por su capacidad de superación. Lo dice su padre: “La actitud de mi hijo es brutal”. Así, es él quien cada mañana tira de toda la familia. Después de un accidente de motocicleta en 2019, nadie confiaba en que saliera del coma, pero no sólo despertó, además pasó de moverse en silla de ruedas a caminar de manera autónoma.

    La llamada de Diario Sanitario la atendió su padre, porque ‘Chechu’ estaba montando a caballo, una de las terapias que sigue con ADACE. De hecho, de lunes a viernes, no tiene no una sola mañana libre. Tuvo el accidente que le cambió la vida cuando regresaba al trabajo. Ahora, vive con sus padres en una vivienda adaptada y también trabaja solo que para ganar autonomía. Sus objetivos, con 34 años, nada tienen que ver con los de los jóvenes de su edad. Él se esfuerza para adaptarse a las secuelas. “Salió del hospital como un vegetal, pero su ánimo no decae. Entrena a diario para vivir con sus limitaciones”.

    Comentar

    Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

    *